Lo hace cuando el país requiere urgentemente concentrar sus esfuerzos en librarse de la pandemia que lo aqueja (y que ya dejó muchísimas muertes) y acelerar la recuperación de la economía luego del durísimo golpe que padeció debido a la forzosa paralización de actividades.
El afán de demagógica figuración puede en ellos más que la sensatez. No parece importarles que es la justicia, y no la beligerancia política, la que deberá determinar si las acusaciones que se hace al presidente Vizcarra son ciertas o no, y aplicarle las sanciones que correspondan, apenas deje el cargo, dentro de apenas nueve meses. Prefieren generar inquietud, cuando el país intenta dejar atrás uno de los momentos más dramáticos de su historia económica y sanitaria, y cuando ya se convocó para abril un proceso electoral que se prevé tenga un desarrollo absolutamente libre y limpio, sin la participación del actual mandatario y sí la de todos los restantes grupos políticos. El país no se merece la incertidumbre que esos políticos irresponsables le generan.
Vizcarra debe completar su mandato y luego afrontar absolutamente todo lo que le corresponda, incluidas las sanciones más severas, de ser el caso. Pero ello debe ocurrir en el marco de un correcto proceso judicial, y no de un mero afán de figuración o por encono político de un grupo de parlamentarios.
Foto: Congreso
La vacancia presidencial es un imperativo. El país está atento, veremos cómo vota cada uno de los congresistas, veremos si tienen un doble discurso y se cubren en la falsa prudencia. Veremos quienes desde la oposición se convierten en cómplices del patibulario y avieso gobernante de facto. El Perú no da para más. ¡Es la hora de mostrar grandeza! ¡Es la hora de salvar al país! ¡Vacancia presidencial ya!
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