En enero, reflejando la paulatina reactivación del consumo tras la pandemia, la inflación mensual fue bastante significativa en la mayoría de las siete más grandes economías de América Latina.
Así ocurrió en los normalmente muy estables Perú, Chile y México. Y también en la muy inflacionaria Argentina.
En cambio, fue sumamente baja en Ecuador, muy moderada en Brasil y algo significativa en Colombia.
Argentina es otra historia, pues allí existen graves problemas macroeconómicos, que muy probablemente acelerarán considerablemente la inflación en los meses siguientes, impulsada por una mayor velocidad de circulación del dinero derivada de una reactivación del consumo, en el marco de una emisión descontrolada, y también de la fuerte retroalimentación entre la variación de los precios y el tipo de cambio. El año pasado los precios estuvieron en gran medida contenidos por las restricciones al consumo impuestas por la pandemia, pero en el actual eso ya no ocurrirá.
Así las cosas, los datos anuales dicen que el dolarizado Ecuador sigue siendo el país más estable, con una baja de precios de 1.04%. Le sigue Colombia, cuyo dato de enero no le impidió seguir registrando una muy baja tasa anual, y el Perú, que pese a su mal dato del primer mes se mantuvo lejos de salir de su rango meta (de entre 1% y 3%).
Luego se sitúan Chile, con una tasa no preocupante, y después México, que deberá reducir la mensual para que la anual no desborde su rango meta (de entre 2 y 4%). Brasil tuvo una tasa anual significativa, pero si mantiene la mensual tan moderada como la de enero podrá reducirla.
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