Los Economistas Critican el Plan de Castillo

El canal ATV difundió ayer este informe acerca de las propuestas económicas de los dos candidatos que participan en la segunda vuelta de la elección presidencial de nuestro país.

No nos referiremos a las de Keiko Fujimori, pues es sabido que plantean mantener el actual modelo económico, haciéndole los ajustes que sin duda requiere. En este blog concordamos con esa posición.

Sí lo haremos con las de Pedro Castillo, de cuya propuesta discrepamos radicalmente. Por ende, coincidimos con lo señalado por la mayoría de los economistas entrevistados en la nota, que la critican duramente. 

Jorge González Izquierdo, por ejemplo, señala, y está en lo cierto, que el modelo económico actual ha producido (al margen de sus imperfecciones y las correcciones que requiere) beneficios importantes en sus treinta años de vigencia. Además, se manifiesta en contra de lo planteado por Castillo, de estatizar las principales empresas (mineras, petroleras, gasíferas y otras) y ponerlas en manos de los gobiernos regionales, pues estos han demostrado enorme incapacidad para administrar inclusive sus propios presupuestos. Según Gonzáles, la propuesta terminaría convirtiendo a las empresas en refugio de los familiares o partidarios de los políticos regionales, con el consiguiente descalabro de su situación económica y financiera. En el tema de las AFP, manifiesta que la propuesta de Castillo de crear un único sistema previsional estatal constituiría un despojo de lo que millones de aportantes han acumulado para su vejez tras muchos años de esfuerzo. El economista finaliza su comentario señalando que no es posible pedir a Castillo ningún compromiso de cambio, porque está de por medio su ideología radical. Además, emplaza al candidato a presentar cuanto antes su equipo económico, para ver si inspira confianza o no.

Pablo Lavado menciona que gran parte de los problemas que luego se atribuye al modelo son generados por los gobiernos locales, provinciales y regionales, que no ejecutan íntegramente el presupuesto que tienen a la mano, y lo que ejecutan no lo hacen en los proyectos prioritarios, que mejoren el bienestar de la población (agua, saneamiento, etc). De otro lado dice que si en los siguientes dos o tres años anulamos los tratados de libre comercio (TLC) los productos que vengan del exterior (que actualmente ingresan libremente) comenzarán a pagar aranceles y por ende se encarecerán. Y como el país no tendrá suficiente capacidad para cubrir esa oferta se generará desabastecimiento.

Guillermo Dulanto manifiesta que los planteamientos del partido de Cerrón y Castillo no son nuevos, porque ya se han puesto en práctica en el gobierno de Velasco y en parte en el primer gobierno de García. El problema, dice, radica en la gestión, pues en las empresas públicas los funcionarios son designados arbitrariamente, sin el criterio técnico que sí es indispensable en las privadas. En ellas no hay castigo para los funcionarios que ejercen mal su labor, pues las pérdidas resultantes no serán asumidas por ellos, sino por el erario público y por la población, a través de los impuestos que paga. En el tema de los TLC, menciona que si Castillo decide anularlos, automáticamente se le cerrarían al Perú los mercados de exportación. 

Diego Macera, por su parte, se pregunta en qué país del mundo existe una empresa privada que acepte que el Estado le quite el 80% de sus ganancias, como plantea Castillo, quien amenaza con estatizar aquellas que no acepten tal imposición.

Miguel Jaramillo, a su turno, dice que los inversionistas dejarán de traer sus recursos al país, y eso elevará el desempleo, por ejemplo en la agroindustria, que en los últimos años ha generado más de 400 mil puestos de trabajo.

Por último, Miguel Castilla, ministro de Economía en el gobierno de Humala, recuerda que cuando el Perú optó por un modelo estatista, uno en el que las empresas públicas tenían un control muy grande de la economía, terminó quebrado. Eso se debió a que las empresas fueron muy mal manejadas y produjeron unos déficits muy altos al gobierno central, los cuales terminaron siendo financiados por emisión inorgánica ("la maquinita") del BCR, conduciendo a una de las hiperinflaciones más grandes del mundo y provocando que el 70% de la población del país cayera en la pobreza.