domingo, 6 de junio de 2021

Un Voto para que el Perú siga Avanzando

Hoy es un día decisivo para el Perú, pues se efectuará la trascendental segunda vuelta de la elección presidencial.

En ella se decidirá si nuestro país mantiene su actual modelo económico o lo cambia por otro muy diferente, tal como el que rigió aquí hasta fines de los años 80 o el que está vigente en Venezuela.

En este blog, obviamente, estamos totalmente a favor de la continuidad del actual modelo, que se instauró a inicios de los años 1990, tras haber descartado el anterior, caracterizado por su afán estatista, controlista, proteccionista, distorsionador y desequilibrador de la economía.

Las razones para preferir sin la menor duda ese modelo que ya lleva vigente treinta años son múltiples. A continuación enumeramos algunas de las grandes cosas que este le ha permitido a nuestra país: 
  • El más largo período de crecimiento continuo del PBI de nuestra historia, con una de las tasas más altas de América Latina;
  • El más largo período de crecimiento del PBI por habitante;
  • Una muy sana situación de las finanzas públicas, que a diferencia de otras épocas ahora registran superávits o déficits mínimos;
  • Una de las más bajas tasas de inflación de América Latina;
  • El tercer mayor volumen de reservas internacionales netas de la región (solo tras Brasil y México) y el mayor ratio RIN/PBI;
  • Una de las monedas más sólidas de la región;
  • Una gran reducción de la tasa de pobreza, que en este siglo cayó del 54% al 21%;
  • Un sostenido crecimiento de la clase media;
  • Una de las menores tasas de deuda externa de América Latina;
  • La segunda mejor calificación crediticia de América Latina, solo por detrás de Chile;
  • Uno de los cuatro niveles más bajos de riesgo país en América Latina;
  • Montos record de inversión extranjera directa;
  • Miles de millones de dólares de nueva infraestructura sin implicarle gastos al Estado, gracias a la inversión privada (líneas de metro, carreteras, centrales eléctricas de todos los tipos, aeropuertos, puertos, líneas de transmisión, etc);
  • Una notable mejora de la cobertura eléctrica, de telecomunicaciones y de internet, gracias a las concesiones privadas;
  • El restablecimiento del crédito de largo plazo, como los hipotecarios o los vehiculares, gracias a los cuales cientos de miles de personas han podido adquirir una vivienda o un auto;
  • Un notable incremento del ahorro nacional (gracias a los superávits fiscales, a la confianza en el sistema financiero y el crecimiento de los fondos privados de pensiones);
  • Haber puesto fin, gracias a las privatizaciones, al desangramiento que decenas de empresas públicas desastrosamente manejadas y repletas de burócratas le provocaban al Estado;
  • Haber convertido a millones de peruanos (a través de las AFP) en accionistas de las empresas más importantes del país;
  • La intensificación de la descentralización, al haber transferido a las regiones la gestión de los grandes proyectos (Majes, Chavimochic, Chira-Piura, etc);
  • Decenas de TLC operativos, que hoy le permiten al Perú acceso casi irrestricto a los mercados más grandes del mundo;
  • Que las personas y empresas gocen de una oferta abundante de bienes de consumo, materias primas, bienes intermedios y bienes de capital, gracias a la apertura comercial y a la fortísima competencia;
  • El restablecimiento de la confianza en nuestra moneda, que permitió desdolarizar la economía y facilitar la política monetaria del BCR;
  • La mejora en los rankings de competitividad;
  • La mejora del desempeño de nuestros estudiantes escolares, como lo demostró la última Prueba PISA, en la cual figuraron igualados con los de Argentina y Brasil;
  • La mejora del nivel y prestaciones de las universidades, gracias al licenciamiento llevado a cabo por la SUNEDU;
  • La mejora sostenida de las calificaciones y remuneraciones de los profesores, gracias a la política de meritocracia basada en evaluaciones continuas;
  • Un notable incremento de la inversión pública, gracias a que el Estado ahora cuenta con abundantes recursos provenientes de una economía sana y en crecimiento sostenido;
  • Una multimillonaria disponibilidad de recursos a favor de las regiones, gracias al canon y las regalías, recursos que lamentablemente estas no han sabido gestionar adecuadamente;
  • La consolidación del Perú como gran potencia minera, tema en el cual se ha convertido en el segundo productor mundial de cobre y se apresta a producir litio;
  • El encumbramiento de nuestro país como gran productor de bienes de agro exportación (uvas, arándanos, paltas, espárragos, mangos, alcachofas, etc).
  • Continuos records de llegadas de turistas;
  • Continua mejora del índice de desarrollo humano (IDH), dato en el cual nuestro país figura entre los de desarrollo humano alto.
La lista podría ser mucho más larga, pero ya no seguiremos. Como se aprecia, solo nos hemos referido a lo que atañe a economía y a los temas vinculados con ella. No nos referiremos a los otros aspectos, como los de proyectos políticos, democracia, corrupción y otros acerca de los cuales el país ya ha presenciado en las últimas semanas duras e intensas discusiones. Nuestra única finalidad al elaborar este artículo ha sido mostrar los enormes beneficios que la economía libre y abierta al mundo le ha reportado al Perú. Sería insensato no continuar con ella (mejorándola en lo que corresponda), para preferir más bien un modelo que no solo constituye la antítesis de todo lo señalado, sino que ya fracasó estrepitosamente aquí y en todas partes del mundo.

Foto: Andina

6 comentarios:

  1. Debería ir pensando en un nuevo nombre para su blog, le sugiero "Desarrollo Bolivariano".

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    1. El problema es que ese nombre sería una contradicción en sí mismo, pues la palabra "desarrollo" es la antítesis de "bolivariano" (al menos teniendo en cuenta lo que bolivariano significa para el nefasto chavismo).

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  2. El mas grande desafío que hasta hoy no ha logrado el modelo, reducir la enorme desigualdad a nuestras provincias. Ahi esta la respuesta en las urnas

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    1. No se puede hacer una insinuación de esa naturaleza acerca del modelo cuando la mitad de la población (no solo la de Lima, sino también las de Tumbes, Piura, Lambayeque, La Libertad, Ica, Loreto y Ucayali, y gran parte de las de Áncash, Junín y San Martín) votó por su continuidad. Inclusive muchos de quienes votaron por Castillo respaldan el modelo y no desean cambiarlo, pero antepusieron a ello su ojeriza a Keiko Fujimori y su afán de evitar a toda costa que llegara al poder.

      Y no se puede soslayar factores adicionales, como la inmediata identificación de gran parte de la población con Castillo por su extracción socioeconómica humilde (sin siquiera conocerlo y pasando por alto sus evidentes falencias), el siempre llamativo discurso de cambio radical que tiene la izquierda (aunque no se tenga la menor idea de hacia dónde pueda conducir), promesas demagógicas como la de "no más pobres en un país rico" (que suelen tener un final muy distinto al anunciado), el empleo del clasismo o el racismo, para dividir a la sociedad entre cholos pobres buenos versus blancos ricos malos, haciendo pensar embusteramente que unos se aprovechan de los otros, cuando lo real es que todos interactúan y se necesitan, y por ende se benefician simultáneamente cuando el país avanza y se perjudican cuando se estanca o retrocede.

      La desigualdad existe, pero no es el único factor que explica el resultado electoral, ni ha sido ignorada por el modelo, que ha dado a las regiones muchos más recursos de los que ningún otro modelo les dio en el pasado. Esto ha sido así a través de la inversión pública directa (que ha construido abundante infraestructura económica y social), de la transferencia de cuantiosos recursos por canon y regalías (que lamentablemente no fueron bien aprovechados por los gobiernos regionales, como lo demuestran los grandes porcentajes no empleados o su despilfarro en monumentos y construcciones sin sentido, en lugar de haberse empleado en cubrir los requerimientos más urgentes), etc.

      El modelo permite reducir la desigualdad, a través del crecimiento alto y sostenido que genera y que abre oportunidades de negocios y empleo, a través de su construcción de infraestructura de educación y salud, de la extensión de los servicios de agua y saneamiento, de telecomunicaciones, de cobertura eléctrica, de construcción de caminos y puentes, de promoción del comercio interregional, de la atención de los más pobres a través de programas de asistencia social, etc.

      Y no se puede dejar de lado la pandemia, que al haber sido muy mal manejada por el gobierno de Vizcarra generó muchas más muertes y mucho más destrucción económica de la que habría correspondido. Eso generó el caldo cultivo perfecto para los radicales, que con un discurso engatusador lograron el objetivo que tanto habían buscado. Como resultado de ello, el Perú podría enfrentar la triste paradoja de estar recuperándose rápidamente gracias a su buen modelo, pero solo para caer al abismo de quienes quieren quieren emplear ese temporal bache como pretexto para destruirlo.

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    2. Hablas de los gobiernos regionales como si Lima fuera Suiza, el 30% de Lima es relativamente desarrollado, el 70% de lima metropolitana es cono recontra chancado, de lejos peor que las regiones del Peru.
      Y Eso es Lima Metropolitana.
      Preparate pa la austeridad, a lo AMLO, Evo Morales, eso se viene.
      Se viene crecimiento de PBI basado en clases medias y no solo en el precio de las materias primas.
      Inflacion baja/
      Deuda baja.
      Harto billete en infraestructuras carreteras y riel.
      Economia Indigena como la de Arce Catacora en Bolivia, estudialo a el para que mas o menos veas lo que se viene.
      Mayor participacion del capital privado nacional en la economia del Peru.

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    3. Obviamente Lima no es Suiza. Pero felizmente tampoco es Venezuela ni Cuba. Lo importante, en Lima y sus conos y en las provincias, es la mejora que todas esas zonas del país han estado teniendo en las últimas décadas (cosa que no ocurría en las terribles épocas del estatismo, la hiperinflación y la deuda impagable). Por eso la pobreza bajó del 54% al 21%, y por eso creció la clase media.

      La epidemia nos golpeó duramente, pero estamos recuperándonos más rápido que los demás países, razón por la cual seremos uno de los primeros en recuperar su nivel prepandemia. Salvo, claro, que Castillo llegue al poder e implante su absurdo modelo estatista. Pero no hay que perder la esperanza de que alguien lo convenza de no ser irracional ni necio. Tal como ocurrió con Humala.

      Austeridad es la que tiene actualmente el Perú. Por eso tiene bajo déficit fiscal, grandes reservas y baja deuda, y puede cubrir bien sus requerimientos de inversión, gracias a lo cual no deja de ser uno de los países que más crecen, y sanamente.

      Lo de AMLO no es austeridad, sino una absurda fobia a la inversión privada. Una fobia similar a la de Evo Morales y su gente, que por pretender que todo se haga con recursos públicos tienen al país con enormes déficit y deuda. Bolivia crece, pero deteriorando sus finanzas públicas y su macroeconomía. El Perú crece igual o más, pero manteniendo todos sus equilibrios.

      Y crece más porque invierte más. Tanto de la fuente privada (nacional e internacional) como de la pública (gracias a la solidez fiscal). Esa mayor inversión peruana (absoluta y como % del PBI) se da en todos los ámbitos, incluido el de infraestructura.

      La mayor participación del capital privado nacional solo es conveniente cuando es el resultado de una economía abierta, en la que compite con el capital privado extranjero y se impone en buena lid sobre él. Cuando más bien es resultado del amiguismo o del tonto chauvinismo de pensar que hay que preferir lo peruano porque sí, lo único que se logra es un asqueroso mercantilismo, del cual ya tuvimos catastrófica evidencia en décadas pasadas (por ejemplo con "los doce apóstoles" del Alan García de los 80). No debe haber ningún privilegio del capital privado nacional sobre el extranjero. El consumidor es el que debe decidir quién sobrevive y quién no.

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