Fue una apuesta del gobierno muy arriesgada, pero indispensable para impedir que la economía colapsara, y confiando en que los sólidos fundamentos y la fortaleza que nuestra economía había mostrado a lo largo de las tres últimas décadas permitirían revertir la situación.
Felizmente así viene ocurriendo, y eso se refleja en el gráfico adjunto, que muestra que el déficit, que a fines del año pasado e inicios del actual bordeó el 9%, se está reduciendo sostenidamente desde marzo, y en junio ya ha sido bastante menor, de 6.4%.Eso ha ocurrido de la mano de la recuperación económica de las personas y empresas, que ha permitido liberar al gobierno de nuevas obligaciones de ayuda para con estos, a la vez que incrementar su propia recaudación. Y esto último ha acontecido debido a que el modelo, basado en el protagonismo del sector privado, genera confianza y promueve la inversión. En ese contexto, el Estado, sin necesidad de ser protagonista en el quehacer productivo, también resulta sumamente fortalecido, al equilibrar sus cuentas y recuperar su capacidad de llevar a cabo la importante inversión social que sí le corresponde.
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