También se dejaba ver en el dato acumulado del PBI (que mide la evolución en lo que va del año) y que en marzo último logró ascender al terreno positivo, con un avance del 3.8%.
Pero aún no se evidenciaba en el dato anual (aquel que considera lo acontecido en los últimos doce meses). Felizmente eso acaba de ocurrir, pues tras trece largos meses de caída este acaba de retornar al terreno del crecimiento, pasando de un retroceso de 3.37% en abril a un avance (ver gráfico) de 2.50% en mayo.
Ahora, lo que corresponde es continuar manteniendo los sólidos fundamentos de nuestra economía, sin desvirtuarlos ni intentar desmantelarlos, para que ese último número continúe creciendo, de tal manera que llegue al final del año bordeando el 11% (o el 12% que a estas alturas el MEF ya no descarta).
Eso no solo nos permitiría recuperar más rápido que la mayoría de países latinoamericanos casi todo lo perdido el año pasado, sino también nos daría vía libre para continuar siendo, tal como en las tres últimas décadas, uno de los que más han mejorado el nivel de vida de su población. Todo depende de que no hagamos tonterías en el tema.
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