En este vídeo Julio Velarde, presidente del BCR, presentó hace varios días el último Reporte de Inflación, documento trimestral de la entidad en el cual hace un repaso de la situación nacional y global actual y de las perspectivas, en ese marco de cosas, de nuestra economía.
En él se pueden ver las cifras que luce a la fecha nuestro país, entre las cuales sobresale, sin duda, la gran recuperación productiva que viene registrando luego de la durísima caída del año pasado, no por deficiencias del modelo, sino por el error del gobierno de cerrar en exceso la actividad económica en el afán de combatir la pandemia.
Antes que las demás: la recuperación peruana
En realidad, el panorama general (con retroceso de la pandemia, recuperación de las principales economías y alza de los productos de exportación) es enormemente propicio, no solo para la recuperación sino para volver a tener un buen tiempo de crecimiento acelerado, que permita mejorar sustantivamente y llevar a un escalón más elevado la situación socioeconómica de la población. Todo dependerá de que el gobierno entrante actúe con sensatez, dejando de lado necios intentos de reformar la Constitución y el modelo económico actuales, ambos excelentes, y que solo requieren ajustes y perfeccionamientos puntuales, siempre en la línea de las libertades y la apertura, y de ninguna manera en la del estatismo, regulaciones distorsionadoras, proteccionismos absurdos o gasto público irresponsable.
En todo caso, al margen de lo que ocurra, la exposición de Velarde queda como constancia de cómo estaba la economía a mediados del año 2021: manteniendo sus sólidos fundamentos que incentivan la inversión, preservando la estabilidad, volviendo a crecer fuertemente, recuperando los niveles de empleo, con abultadas reservas internacionales, con una moneda sólida (que solo se está viendo afectada por la incertidumbre política y no por factores propios del manejo macroeconómico), calificación crediticia con grado de inversión, baja carga de la deuda, uno de los niveles de riesgo país más bajos de América Latina, etc. Con su informe queda establecida una referencia clara y concreta contra la cual se podrá hacer la respectiva comparación dentro de cinco años.
Ojalá nuestro país no cometa el despropósito de suicidarse económicamente, y que con el concurso de Velarde y otros de su misma visión económica sensata y conocedora, continúe en la línea actual, apuntalando atributos como los señalados, fundamentales para continuar mejorando el nivel de vida de la población, tal como ya lo hizo, de manera sostenida, a lo largo del presente siglo.
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