Y con ello, y con la excesiva carga tributaria, desincentivó por completo la inversión en exploración, haciendo que desde entonces dejaran de arriesgar en la búsqueda de nuevos recursos y se limitaran a extraer lo ya descubierto antes. Así, las reservas se redujeron año tras año, y hoy son mucho menores que las del Perú, donde las condiciones contractuales (entre ellas una carga tributaria comparable a las de otros países) sí propician seguir explorando e incrementando las reservas.
Según Medinaceli, en Bolivia la carga tributaria es tan alta que hasta los técnicos de la rusa Gazprom y de la chavista PDVSA dijeron (al margen del acuerdo político) que el esquema hacía inviable la exploración.
Como consecuencia de esa mala política, la producción es cada vez menor, y Bolivia tuvo que pagarle en el año 2018 una multa de US$ 100 millones a Brasil, por incumplimiento del contrato de venta. Y luego ha tenido que firmar adendas con ese país, y también con Argentina, para disminuir los volúmenes de venta originalmente acordados. Si se mantiene la tendencia, en diez años ya no podrá exportar, y en unos veinte más bien tendrá que importar.
Otro dato importante proporcionado por el ex funcionario es que los grandes ingresos obtenidos por su país no se deben a Morales, sino a sus antecesores, que incentivaron la exportación y la inversión privada que aumentó las reservas. Morales disfrutó lo hecho por ellos y atribuyó el éxito a la nacionalización, cuando esta más bien está propiciando el declive del fundamental negocio.
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