Lamentablemente, uno de ellos fue el de nuestro país, que vio descender su nota de BBB+ a BBB, con perspectiva Estable. Eso ocurrió por el deterioro de su situación fiscal y de deuda (como consecuencia del cuantioso gasto que tuvo que efectuar el año pasado para reactivar lo más rápido posible la economía) y por la caída de los ingresos.
Pero el factor fundamental es la incertidumbre que se ha instalado en los agentes económicos desde la llegada del actual gobierno, cuyas amenazas de cambiar la Constitución y el modelo, aún sin haberse concretado, ya están afectando la inversión y las perspectivas, y con ello poniendo en riesgo la futura situación fiscal. De esa manera, el Perú registró su primer retroceso en el tema, tras muchos años de haber conocido únicamente avances.
Chile lidera la lista, a dos escalones del Perú, al cual le siguen México, Panamá y Uruguay, que completan el grupo con Grado de Inversión.
Los otros cambios fueron de Panamá (que en febrero de este año vio caer su nota de BBB a BBB-), y de Colombia (que en julio la vio retroceder de BBB- a BB+, con lo cual perdió el Grado de Inversión, asignado a los países de mejor reputación crediticia).
Luego figuran los países que solo poseen Grado de Especulación, siendo los primeros Colombia y Paraguay, con calificación BB+. En este grupo se ubica el país más grande de la región, Brasil, en un nivel BB- que comparte con Guatemala y República Dominicana. También figuran Argentina y la colapsada Venezuela, que debido a su nefasto gobierno registra el peor rating regional (y además, debido a las sanciones impuestas por Estados Unidos, ya no es evaluada por la agencia).
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