Eso ocurre porque los inversionistas consideran que nuestro país, al estar poniendo en agenda una propuesta para desmantelar el sensato modelo económico actual e implantar uno estatista y tan fracasado como el cubano y el venezolano, está dejando de ser tan confiable y atractivo para las inversiones como lo había sido en las tres últimas décadas. Por eso la línea roja, representativa del rendimiento (o riesgo) de nuestra deuda se ha disparado, habiendo crecido nada menos que 131 puntos básicos (1.31 puntos porcentuales) desde fines de marzo y 197 desde fines del año pasado, en ambos casos mucho más que las de Chile, Colombia y México, nuestros socios de la Alianza del Pacífico.
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