lunes, 11 de julio de 2022

Laje y Coincidencias con su Visión Económica

Si bien en este blog discrepamos de la visión del politólogo argentino Agustín Laje en el tema social, respaldamos su visión económica, en pro de las políticas de libertad y apertura al mundo, y contraria al nefasto estatismo controlista y proteccionista que promueve la izquierda.

Es que, como la historia ha demostrado siempre en todas partes, las primeras han sido las propiciadoras de los más resonantes casos de mejora en todos los aspectos para los países que las pusieron en práctica. Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Alemania, Francia, Italia, España, Suecia, Suiza, Países Bajos, Irlanda, Japón, Australia, Nueva Zelanda y Corea del Sur son, entre otros, ejemplos categóricos.

Las segundas, en cambio, han desencadenado la mayoría de las catástrofes económicas conocidas. No en vano sus propios centros de difusión, la URSS y China, renunciaron a ellas y emprendieron rutas mucho más racionales. Y en nuestra región Cuba y Venezuela sufren las terribles consecuencias, mientras Argentina, con un Estado omnipresente desde hace setenta años, ingresa a su enésima crisis grave. En el Perú conocemos bien la historia, pues la padecimos desde fines de los años 60 con la desastrosa política económica repleta de estatismo y controles del dictador Velasco, y desde mediados de los 80 con la del demagogo y también estatista y controlista García.

¿Y por qué la izquierda gana elecciones, pese a sus desastrosos y empobrecedores gobiernos, que destruyen el futuro de los países y obligan a emigrar a sus jóvenes? Según Laje, y coincidimos con él, eso ocurre porque nuestras derechas "se preocuparon de las cuentas", esmerándose en administrar bien la economía para pavimentar un auspicioso futuro, pero "se olvidaron del cuento", es decir de dar la batalla cultural que creara convicción generalizada acerca de la conveniencia de mantener esas sensatas políticas y que contrarrestara la embustera campaña de difusión desplegada por los intelectuales de izquierda en los colegios, universidades, medios de comunicación, ongs y otras vías de difusión claves y masivas, mintiendo de acuerdo a sus fines, minimizando o desconociendo los evidentes logros del modelo de libertades y apertura, a la vez que pasando por agua tibia o defendiendo los desastres del modelo estatista que insisten en imponer, aunque Cuba parezca un país fantasma o haya millones de venezolanos huyendo desesperadamente al país que sea. Mientras la derecha logra y muestra buenos números, con mejora en todos los indicadores, la izquierda, con mayoría en los medios de comunicación y centros de difusión de los mensajes, los ignora y los minimiza, mintiendo acerca de ellos y privilegiando su propio relato demagogo, fantasioso e inviable.

Por eso ocurrió el alucinante hecho de que Chile, el país que más avanzó en América Latina en los últimos cuarenta años (como lo demuestran sus indicadores económicos, políticos y sociales), decidió mandar al tacho todo eso para escuchar los cantos de sirena de la izquierda radical que admira a Castro y Chávez, y saltar al vacío de la nueva Constitución que esta pretende instaurar y que está repleta de planteamientos absurdos. Y por eso no hay grandes protestas en las destrozadas Cuba y Venezuela, ni demasiadas en Argentina, el otro país de la región que se está yendo a pique por imponer absurdos estatismos, proteccionismos y controles. 

Está claro que la izquierda se afana por imponer su discurso y su narrativa repleta de demagogia y falsedad. Y muchas veces lo consigue. Pero felizmente en otras ocasiones no le resultan los planes, como se aprecia en el Perú con el tambaleante gobierno del delincuencial Castillo (en el que participó entusiastamente, aunque ahora pretenda negarlo), o en Chile con una Constitución que va camino a ser rechazada por una población que se comienza a sacudir de su inicial confusión mental, o en Argentina, donde el estatista y muy corrupto gobierno peronista, fiel aliado de Maduro y Morales (y también de los jerarcas de nuestra impresentable izquierda), está al borde del naufragio, y se encamina a una aplastante derrota en las elecciones del próximo año.

1 comentario:

  1. El tema social va ligado al económico. Un gobierno que da libertad no oprime al pueblo ni impone ideologías en la educación, no impone "cuotas" (de género, raza, etc), no impone la "transversalización de un enfoque", no dilapida recursos en hormonas para ciertas personas, y tampoco censura ni pone el mote de "discurso de odio" a todo el que no esté de acuerdo con esas cosas. Entonces Laje es coherente en sostener una premisa económica que conlleva a la social, así como a la política.

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