Ello se debe a sus varias ventajas sobre ese y otros puertos chilenos, como sus bajos costos y la gratuidad del cuidado de la mercadería.
Y las perspectivas son alentadoras, pues, como allí se dice, si bien Bolivia está empleando nuestros puertos básicamente para movilizar graneles, también prevé utilizarlos para movilizar contenedores.
Es decir, hay una demanda creciente por el servicio, y esta seguirá al alza, como lo viene haciendo este año, en el cual lo movilizado por Ilo ya superó en los cuatro primeros meses lo de todo el año pasado.
Teniendo eso en cuenta, el Perú debería concesionar dicho puerto al sector privado, que sin duda se sentiría atraído por la rentabilidad esperada e invertiría (tal como lo ha hecho en el Callao, Matarani, Paita, Pisco, Salaverry, Yurimaguas y Pucallpa) todo lo necesario para ponerlo, tanto en materia de infraestructura como de equipamiento, en un nivel muy superior al que tiene hoy en manos del Estado.
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