"Haciendo uso de sus facultades constitucionales, el Congreso declaró la vacancia del entonces presidente Castillo, y el Poder Judicial dispuso su prisión preventiva por la presunta comisión del delito de rebelión, tipificado en nuestro ordenamiento legal como tal. La entonces vicepresidenta, Dina Boluarte, asumió la presidencia de la república por mandato constitucional. Que quede claro: la situación actual del ex presidente Pedro Castillo la generó el propio Pedro Castillo."
"...gran parte de las acciones que estamos viendo están motivadas por intereses políticos, o por el deliberado propósito de producir violencia y destrucción, que incluyen el intento de toma de aeropuertos y otros activos críticos, incendio de oficinas públicas, ataques a dependencias policiales y fiscalías y cierre de carreteras, entre otras. Estas acciones violentas tienen la clara intención de subvertir el orden constitucional y alcanzar objetivos políticos que estos grupos no pueden lograr a través del cauce constitucional. Las acciones descritas constituyen amenazas a nuestra democracia y al estado de derecho en la región..."
"Es de lamentar que algunos gobiernos de países particularmente cercanos no hayan acompañado al Perú en este difícil trance institucional, y más bien hayan priorizado la afinidad ideológica al apoyo inequívoco al estado de derecho y a la sucesión constitucional, buscando establecer una narrativa tergiversada, que no se condice con los hechos objetivos sucedidos en el Perú. No deja de sorprender que en el 2023, luego de que la gran mayoría de países de la región han vivido episodios traumáticos de ruptura constitucional, con secuelas sumamente dolorosas, no sea posible conseguir un rechazo unánime a un intento de cierre ilegal del Congreso y las instituciones tutelares de la democracia en mi país."
Buenos días. ¿Algún comentario sobre el discurso del Presidente Boric?
ResponderEliminarEstamos en desacuerdo con lo que dijo acerca del Perú. Aquí no hubo una dura represión contra las personas que salieron a marchar y protestar legítima y pacíficamente (como quedó demostrado en Lima y otras ciudades), sino únicamente contra aquellas que perpetraron actividades prohibidas por la ley o de brutal violencia, como bloquear carreteras (provocando la muerte de niños y otras personas, y provocando el desabastecimiento de alimentos, medicinas y otros productos vitales), atacar con piedras, palos y explosivos a la policía, incendiar locales públicos y privados, lanzar explosivos a las comisarías, quemar vivo a un policía, tomar de rehén a otro policía y rociarlo con gasolina, invadir plantas de gas e intentar tomar aeropuertos. Actos de nivel terrorista que están ampliamente documentados, para que los revisen una y mil veces todos aquellos que aún así tienen el cinismo de hablar de "protestantes pacíficos masacrados por policías asesinos", como recita la embustera campaña de la izquierda radical.
EliminarBoric hizo algo que luego la canciller peruana describió muy bien: privilegió la ideología antes que la verdadera convicción democrática. No tuvo en cuenta que el gobierno peruano está bajo fuego de una minoría violentista que pretende imponer a como dé lugar sus caprichos de hacer renunciar a una presidenta legítima y cerrar un congreso igualmente legítimo, liberar a un impresentable golpista y delincuente como Castillo e instalar una asamblea constituyente de corte totalitario. Optó por subirse (deshonestamente y sin duda para no generarse problemas con los socios más radicales al interior de su gobierno) al mismo carro de impresentables como López Obrador, Morales y Petro.
Sintomáticamente, y como muestra de su sesgo ideológico por sobre sus principios, no condenó al régimen más tiránico, genocida y empobrecedor del continente como lo es Cuba, y más bien abogó por el cese del supuesto bloqueo (que no es bloqueo sino embargo), como si esa fuera la causa de su ruina, cuando más bien lo es su desastroso sistema comunista. Y solo muy tangencialmente se refirió a la satrapía venezolana, que ha matado de hambre a miles de personas y ha provocado el éxodo de millones de ellas, y con el mayor descaro sigue atornillada vitaliciamente en el poder, mientras sus cómplices internacionales la pasan por agua tibia y hasta la invitan genuflexamente a cumbres donde de ninguna manera debería estar por su entraña totalitaria y delincuencial (como lo demostró la justicia argentina al amenazar con la captura de Maduro si pisaba Argentina).
Boric se rasgó las vestiduras por lo que está ocurriendo en el Perú pero se hizo de la vista gorda frente a regímenes que no le llegan ni a los talones en materia de institucionalidad democrática. Obviamente, por esas razones, no estamos de acuerdo con él. Sí estamos de acuerdo, en cambio, con el presidente uruguayo Lacalle Pou, quien no cometió el error de juzgar al Perú a partir de las mentiras fabricadas por los radicales, y quien sí puso los puntos sobre las íes al dejar en claro que es indigno que los sátrapas como Díaz Canel participen en eventos como el mencionado.
Ademas de lo ideológico, a Boric le interesaría que un mayor caos en Perú detenga por ejemplo del megapuerto de Chancay, que pone en evidencia la desinversión portuaria. Triste su referencia a San Marcos: el gobierno chileno debe disculparse por haber cerrado y saqueado San Marcos y fusilado a sus servidores que no quisieron delatar a los maestros y alumnos que tomaban clases en secreto.
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