Su nivel varía por efecto de la evolución de los diversos flujos del sector externo: comerciales y de servicios, inversión extranjera, remesas y otros factores que inciden en la balanza de pagos (cuyo saldo se traduce en la variación de las reservas), todos los cuales, a su vez, se ven influidos por el panorama global, por ejemplo por la brutal invasión de Rusia a Ucrania o la crisis bancaria que comienza a verse en EEUU.
Como se observa en los siguientes datos, obtenidos de las páginas web de los respectivos bancos centrales, varios países de la región han aumentado su nivel frente al de fines del año pasado, y otros lo han disminuido. Es muy notorio el caso de Bolivia, que por efecto de su mal manejo macroeconómico, estatizante y proclive al desaforado gasto público, hoy tiene reservas mínimas, que apenas llegan al 8% de su PBI y cubren tres meses de importaciones, y están preanunciando una gran devaluación, con el grave efecto inflacionario que esta tendría.
Brasil, con US$ 328,098 millones, es el indiscutible líder regional, a gran distancia de México.
A nuestro país le siguen, a gran distancia, Colombia, Chile y Argentina. Cabe señalar que el dato de este último país no es comparable con los demás, pues se refiere a las reservas brutas, de las cuales hay que restar los grandes pasivos de su banco central, resultando un monto neto mucho menor, que se condice con su muy precaria posición financiera y es una de las causas de la gran debilidad de su moneda.
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