El más notorio es el de Bolivia, debido a un demagógico e irresponsable gasto público que ha desequilibrado su economía en diversos ámbitos. Por efecto de ello, a fines de marzo vio duramente castigado su rating, que cayó dos escalones, del B2 al Caa1.
En el resto de países no ha habido cambio de posiciones. Chile continúa cómodamente adelante, seguido del Perú, que ocupa en solitario el segundo lugar regional con el rating Baa1.
Lamentablemente, debido al ambiente de gran inquietud política y social generada por los violentistas azuzados por el nefasto Castillo, y sus potenciales repercusiones en materia económica, nuestro país sufrió en enero el deterioro de su perspectiva, que pasó de Estable a Negativa. Ojalá la tranquilidad que ha imperado luego y la cada vez más evidente recuperación productiva alejen el riesgo de un indeseable downgrade.
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