Uno busca ampliar su capacidad, para llevarla hasta un millón de pasajeros diarios y atender mejor la creciente demanda. Esta había estado aumentando fuertemente año tras año, hasta que la pandemia la desplomó. Ahora, superado ese grave problema, ha retomado el camino ascendente (ya llega a 530 mil), obligando a contemplar decisiones como la mencionada. La prevista interconexión (en dos o tres años) con la Línea 2 refuerza tal necesidad.
Lo señalado requeriría un estudio de preinversión a nivel de perfil, que se realizaría el próximo año, y que de ser aprobado conduciría a una adenda al contrato de concesión, y a una inversión que se concretaría entre los años 2024 y 2030. Esta incluiría obras civiles, equipamiento electromecánico y adquisición de una nueva flota de trenes.
El otro proyecto busca extender la longitud de la línea, para que por el sur ya no llegue únicamente hasta la estación de Villa El Salvador (visible en la siguiente foto satelital), sino hasta Lurín, en un recorrido de unos diez kilómetros que le permitiría integrarse con el futuro Tren de Cercanías que se está evaluando, para que una Lima e Ica.
Pero eso todavía tardaría unos años. Por ahora, como primera etapa de dicho interesante proyecto, se busca extenderla tres kilómetros, siguiendo la ruta de la avenida Separadora Industrial. Ese tramo albergaría dos estaciones de pasajeros, y se conectaría con un teleférico que permitiría el acceso a la zona arqueológica de Pachacámac.
1ra Foto: Andina
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