En el marco de su política de orden y disciplina en sus finanzas públicas, el Perú había acumulado en su Fondo de Estabilización Fiscal (FEF) un cuantioso recurso para hacer frente a la ocurrencia de situaciones adversas como desastres naturales y crisis económicas.
Pero la pandemia, con su terrible efecto en la actividad productiva, obligó a recurrir masivamente a él. Así las cosas, en el año 2020 se tuvo que emplear US$ 5,500 millones de este para financiar una parte de las demandas de gasto destinadas a la prevención y contención del virus, así como para la reactivación económica y la atención de los gastos previstos en el presupuesto del sector público. Como producto de ello, el FEF se redujo a una mínima expresión en los años 2020 y 2021.
Felizmente, después inició un gran proceso de recuperación. De ese modo, en el año 2022 superó los US$ 1,500 millones, y en el segundo trimestre del año actual ha logrado ubicarse en US$ 3,200 millones.
Con esa importante recuperación, ha quedado altamente restablecida la capacidad de respuesta del Estado frente a contingencias desfavorables, como la que parece estar ad portas debido al Fenómeno del Niño.
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