El de peor performance viene siendo Argentina, que el año pasado retrocedió debido a la pésima política económica de su gobierno anterior, y en el presente lo viene haciendo aún más, por efecto del radical plan de estabilización que el nuevo gobierno viene aplicando, en su denodada lucha contra la terrible inflación heredada. Sin embargo, su caída no es tan dramática como se podría esperar a raíz del tremendo ajuste efectuado, lo que constituye una buena señal.
Nuestro país, que en junio había tenido un dato bastante débil (por un mal desempeño específico y coyuntural de la producción minera metálica), acaba de lograr en julio uno sumamente alentador, que permite contabilizar para los últimos cuatro meses un nada desdeñable crecimiento promedio de entre 3.5% y 4%.
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