Estas, a diferencia de las primeras, no emplean como insumo el metano, el componente más abundante del gas natural, sino el etano, el menos abundante (nuestro gas, considerado rico en etano, contiene poco más de 10% de ese componente). Siendo así, una planta de este tipo requiere asegurarse una abundante provisión de gas, de la cual pueda extraerse la cantidad suficiente del mencionado insumo.
Pues bien, uno de los grupos interesados en estas costosas pero fundamentales plantas, el conformado por las empresas brasileñas Braskem y Petrobras, y la peruana Petroperú, acaba de informar que, habiendo concluido el estudio de prefactibilidad de su proyecto, considera que este es viable y, por lo tanto, piensa seguir adelante con él. Claro, aún falta el más riguroso estudio de factibilidad, que definirá todo, pero es excelente saber que, con lo evaluado hasta ahora, sigue existiendo interés en desarrollarlo.
Sin duda, la confirmación de nuevas reservas, particularmente en el Lote 58 (que está en manos de Petrobras, socio en el emprendimiento petroquímico) es uno de los factores que están abriendo las puertas al proyecto, pues una de las grandes dudas era la de contar con la suficiente provisión.
La planta, que demandaría una inversión aproximada de US$ 2 mil millones, produciría aproximadamente 1.2 millones de toneladas de polietileno (obtenido del etileno, y este, a su vez, del etano), que, como sabemos, es uno de los insumos principales de los plásticos. Y, produciendo plásticos, nuestro país se autoabastecería de una de las más importantes y versátiles materias primas industriales del mundo, permitiendo dar, con ello, un salto cualitativo a su sector productivo. Además, dado que la oferta cubriría sobradamente la demanda, el Perú se convertiría en exportador (80% de la producción sería colocada en el exterior).
Planta de Braskem en Brasil
Lógicamente, esto tomaría su tiempo. Según estimaciones de las empresas involucradas, la planta podría estar produciendo en el año 2014, en el mejor de los casos. Aunque todavía no se habla de una ubicación específica, se sabe que estaría cerca de un puerto, por las facilidades que este ofrece para la exportación. Siendo así, y sabiendo que gran parte del gas de Camisea llega directamente a Pisco, probablemente esta ciudad iqueña sea la que albergue a la planta. Pero, repetimos, aún no hay nada definido, por lo que habrá que esperar más información. Una de las cosas que sí se conoce con certeza es que se requerirá construir una planta que separe el etano del metano, de tal manera que el primero (que actualmente se quema) sea por fin empleado como se debe, en tanto que el segundo siga siendo utilizado en las formas ya conocidas (generación de electricidad, en la industria, para la exportación, en la petroquímica de la úrea y el amoníaco, etc.).
Hay que precisar que el consorcio brasileño-peruano no es el único interesado en construir una planta de etano. El grupo coreano SK Energy tiene un proyecto inclusive más grande, de US$ 4 mil millones, por el que está vivamente interesado. También tienen planes un importante grupo mexicano liderado por Mexichem y la empresa argelina Sonatrach. De hallarse más gas (cosa altamente probable), varios de ellos, o quizá todos, podrían concretarse.
De los posibles usos para nuestro gas natural, el petroquímico será, sin duda, el más conveniente, pues, al generar el mayor valor agregado, implicará la más alta retribución económica. Por lo tanto, el desarrollo de esta industria no puede ser sino motivo de gran satisfacción. Y si se trata de la petroquímica del etano, la más sofisticada, y la que nos llevará a la industria de los plásticos, mucho mejor.
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