Era una medida previsible, teniendo en cuenta el elevado crecimiento de la economía. Hace un par de días, el Banco Central de Reserva (BCR) incrementó a 3.25% la tasa de interés de referencia de la política monetaria, que había permanecido en 3% desde setiembre del 2010.
Como se sabe, al variar dicha tasa, en el marco de su programa monetario, el BCR induce, a través de sus operaciones crediticias con las entidades del sistema financiero, a que éstas varíen en la misma dirección sus tasas con los restantes agentes económicos.
Con la subida que comentamos, el costo general del crédito se elevará ligeramente y contribuirá a desacelerar la actividad económica, algo que parece razonable en momentos en que esta crece a la considerable tasa anual de 8.7%, existiendo inclusive pronósticos de que cerraría el año con una expansión de 9%.
Además, se quiere evitar que las presiones inflacionarias que están apareciendo en el ámbito externo, a través del incremento de los precios del petróleo y los alimentos, se trasladen a los precios internos, tal como ocurrió entre los años 2007 y 2008, obligando a elevar significativa y sostenidamente la tasa de referencia. Si bien nuestra inflación es sumamente baja, se quiere prevenir cualquier eventualidad negativa, manteniéndola a raya.
Con la medida también se busca que la tasa se acerque a un nivel intermedio y razonable, de aproximadamente 4.5%, alejada del 6.5% al que llegó cuando la inflación arreció, y del 1.25% al que descendió para hacer frente a la fuerte desaceleración generada por la crisis internacional.
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