El producto bruto interno (PBI) registró un incremento de 8.53% en el segundo mes del año, acumulando 18 meses consecutivos de expansión. Con ello, la variación en el primer bimestre se sitúa en 9.28%, en tanto que la de los últimos doce meses en 9.50%.
Así lo dio a conocer ayer, mediante un Informe Técnico, el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), que también mencionó que este buen comportamiento productivo se basó en el dinamismo de las demandas interna y externa. En esta última destacó el excelente comportamiento de las exportaciones no tradicionales, que crecieron nada menos que 16.8% en términos reales.
Con excepción de la minería, todos los sectores tuvieron desempeños positivos en febrero. Los de mayor crecimiento fueron Restaurantes y Hoteles (11.56%) y Manufactura (11.04%). Este último lo hizo de la mano de sus dos subsectores, principalmente del Fabril No Primario, cuya producción aumentó 11.42%.
También tuvieron un comportamiento muy dinámico los sectores Financiero y de Seguros, Transportes y Comunicaciones, Servicios Prestados a Empresas y Comercio.
La gran sorpresa fue la Construcción, que, después de haber sido la locomotora de la economía a lo largo de muchos meses, esta vez solo creció 4.90%. Ello se explica por la virtual finalización de varias importantes obras, entre ellas la del Metro de Lima, así como por el cambio de autoridades regionales, lo que se tradujo en una desaceleración en el ritmo de las diversas obras, a la espera de las decisiones de sus reemplazantes.
El crecimiento obtenido en el primer bimestre es sin duda, un buen resultado. Sin embargo, a partir de ahora el efecto estadístico va a jugar en contra. Ello en razón de que la base de comparación del año 2010 va a ser más difícil de superar holgadamente (en marzo de ese año, por ejemplo, se creció nada menos que 8.80%). Otro factor que va a conspirar va a ser el que se deriva de la incertidumbre política. Como ya se comienza a percibir en el ámbito financiero, se está generando un creciente nerviosismo ante la eventualidad de que, por efecto del resultado electoral, pudiera ocurrir un cambio del modelo económico,lo que podría repercutir negativamente en materia de inversiones, y por ende de crecimiento, en lo sucesivo.
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