Luego de haber representado (en el año 2003) cerca del 29% de nuestras exportaciones totales, las exportaciones no tradicionales (aquéllas que incorporan un mayor valor agregado o grado de transformación) vieron reducirse su participación hasta el 21.5% en el año 2010.
Pero, tal como se comprueba en el gráfico adjunto, en los dos últimos años su porcentaje ha comenzado a recuperarse. Así, en el 2011 subió a 21.9%, y en el 2012 acaba de llegar a 24.2%. Ello ha ocurrido de la mano del incremento de su monto, pero también de la declinante participación de las exportaciones tradicionales, afectadas por bajas en sus precios.
Entre los productos no tradicionales sobresale el rubro de prendas de vestir y otras confecciones, cuyo monto exportado, ascendente a US$ 1,625 millones, lo ubica como el sexto más importante del país, sólo por detrás del cobre, el oro, el petróleo crudo y derivados, el plomo y la harina de pescado. Las ventas de esta rama industrial (gran generadora de empleo) superan las de productos tan importantes como el zinc y el gas natural.
En el segundo lugar de las exportaciones no tradicionales (y noveno de la lista general) figuran las legumbres (con los espárragos como su abanderado), cuyo monto también supera los US$ 1,000 millones.
En el tercero (y undécimo de la lista global) destacan las frutas (especialmente uvas, paltas y mangos), que en los diez últimos años han multiplicado por nueve su valor exportado y ya alcanzan notables US$ 956 millones.
Cabe señalar que las exportaciones no tradicionales agrarias son las más intensivas en el uso de mano de obra, por lo que resulta muy alentador un avance tan significativo como el que las dos actividades que acabamos de mencionar vienen mostrando.
En el cuarto lugar (y décimo quinto de la relación total) se ubican los productos químicos (orgánicos e inorgánicos), que entre los años 2003 y 2012 han elevado 7.5 veces su monto exportado, hasta los US$ 489 millones. Aquí destacan los productos de plástico y caucho, los extractos para curtiembre, taninas, pigmentos, colorantes, pinturas, barnices y tintas.
Luego se sitúan los abonos y minerales en bruto, de crecimiento explosivo en los cuatro últimos años, en que pasaron de apenas US$ 32 millones a US$ 477 millones. Ello se explica en gran medida por la entrada en operación del gigantesco yacimiento de fosfatos de Bayóvar.
El monto total de las exportaciones no tradicionales se ha multiplicado 4.2 veces en los diez últimos años, pasando de US$ 2,620 millones en el 2003 a US$ 11,047 millones en el 2012. Es de esperar que ese apreciable ritmo de avance prosiga, habida cuenta de la importancia de este tipo de ventas externas, que no sólo incorporan un mayor valor agregado, sino también son intensivas en el uso de mano de obra y constituyen fuente de actividad para miles de empresas, desde las más grandes hasta las más pequeñas.
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