Hace cerca de dos meses, nuestra sección se centró (ver aquí) en el Índice de Desarrollo Humano, importantísimo indicador publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
En esta ocasión nos referiremos al mismo indicador, pero ajustado según el nivel de desigualdad existente en nuestros países, de tal manera de poder determinar con mayor precisión lo que realmente ocurre en el ámbito socioeconómico.
Dicha desigualdad se refiere a la que existe para acceder a la salud, a la educación, y a un buen ingreso. Al tomarla en cuenta, el indicador, denominado IDH Ajustado por Desigualdad (IDH-D), permite obtener una imagen mucho más completa del nivel de bienestar de la población.
En condiciones de total igualdad, el IDH-D es idéntico al IDH. Cuanto más desigual es la distribución de los tres elementos señalados, más bajo es el IDH-D (y mayor su diferencia con el IDH). En los países desarrollados, donde los ingresos son muy altos, y donde el acceso a la salud y a la educación es generalizado, ocurre la primera situación. En los países en desarrollo, en cambio, aún hay grandes dificultades al respecto, y por ende suele haber grandes diferencias entre un indicador y otro, tal como comprobaremos a continuación. Ejemplo de ello es que en Noruega, el país de mayor desarrollo humano del mundo, y uno de los de mejor distribución del ingreso, la pérdida al pasar del IDH al IDH-D es de sólo 6.4%, en tanto que en nuestro país es de 24.3%.
Hecha la explicación, veamos las cifras. En el cuadro consignaremos tanto el IDH como el IDH-D, así como el nivel de pérdida y el alza o baja en la clasificación resultantes al comparar uno con el otro.
La primera constatación que se puede hacer al comparar ambos indicadores es que la casi totalidad de países latinoamericanos pierde posiciones en el ranking global, lo que se explica por la desigual distribución de los factores mencionados, muy especialmente el ingreso.
El primero en el ranking es Chile, cuyo IDHI, de 0.664, resulta inferior en 19.0% a su correspondiente IDH, lo que le lleva a perder diez posiciones en el recuento global. Si bien este país no registra una gran pérdida en materia de desigualdad educativa (6.6%) y registra una sólo mediana en materia de desigualdad de acceso a la salud (13.7%), sí tiene una muy importante en materia de distribución del ingreso (34.1%), lo que es explicable por un índice Gini de 52.1, uno de los más altos de la región.
Segundo se ubica Uruguay, con un IDHI de 0.662, menor en 16.4% a su correspondiente IDH. Allí, las pérdidas por la desigualdad para acceder a la educación y a la salud no son demasiado grandes (10.8% y 9.3%, respectivamente), pero sí lo es la pérdida por la desigualdad en la distribución del ingreso (27.9%).
En tercer lugar se sitúa Argentina, con un IDHI de 0.653, menor en 19.5% a su IDH (lo que le implica una caída de ocho posiciones en el ranking mundial). En este país la mayor pérdida (34.4%) también se da en el campo de la distribución del ingreso. En materia de acceso a la salud, la pérdida es de 9.7%, y en materia de educación, de 12.1%.
El último país con un IDH-D superior a 0.600 es Costa Rica, cuyo indicador es 21.5% menor a su correspondiente IDH. Allí, la pérdida en cuanto a desigualdad para acceso a la salud es de sólo 7.8%, y la de acceso a la educación de 15.7%, pero la de distribución del ingreso llega a un considerable 37.9%, en gran parte explicado por un elevado Gini, de 50.7%.
Situaciones parecidas se producen en los demás países, con la distribución del ingreso constituyéndose en el gran lastre para la obtención de un mejor IDH-D.
El Perú se ubica en el séptimo lugar, tras los cuatro países mencionados, así como México y Panamá. En nuestro país, el IDH ajustado es de 0.561, es decir, 24.3% menor que el IDH. El único índice con una pérdida no demasiado grande es el de esperanza de vida (0.727, con una pérdida de 14.8%). Pero los otros dos sí implican una sumamente considerable: el de educación (0.538) implica una pérdida de 24.6%, en tanto que el de distribución del ingreso (0.452) una de 32.5%. El Gini peruano es de 48.1.
Pese a esos poco honrosos números, el Perú supera en cuanto a IDH-D a importantes países de la región, como Venezuela, Brasil y Colombia, cuyas pérdidas en materia de desigualdad por ingresos llegan a considerables porcentajes de 44.9%, 39.7% y 44.5%, respectivamente.
El país latinoamericano con el más deficitario IDH-D es Guatemala. Allí, el indicador apenas llega a 0.389, lastrado por grandes pérdidas de 36.1% en el aspecto educativo y 42.5% en el de ingresos.
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