Aunque sin un crecimiento tan espectacular como el del 2012, ascendente a 27.1%, la venta de vehículos nuevos en el Perú siguió incrementándose el último año, esta vez a una tasa de 5.5%.
En efecto, según la Asociación de Representantes Automotrices del Perú (ARAPER), el número de unidades pasó de 190,761 a 201,326.
Como se aprecia en el gráfico adjunto, tras haber superado las 40 mil unidades a fines del siglo pasado, la cifra disminuyó sensiblemente en los primeros años del presente, cayendo a un nivel mínimo (de apenas 11,402) en el 2001.
Felizmente, el 2004 ingresó a una fase de sostenido incremento, sólo interrumpido el 2009, a raíz de la crisis internacional, que afectó la confianza de los consumidores y la disponibilidad de los créditos. Luego, el 2010 retomó el camino del elevado crecimiento, y hoy ya supera los 200 mil vehículos, ubicando al Perú como el quinto país latinoamericano en la materia, tal como veremos en detalle en un ranking que publicaremos a la brevedad. Tan sólo en los últimos tres años, las ventas han sumado más de medio millón de unidades.
Los factores que explican esta importante evolución son el fuerte crecimiento de la economía (que exige incrementar la capacidad de carga), la sostenida mejora del poder adquisitivo de la población, las crecientes facilidades otorgadas por las entidades financieras (con condiciones cada vez más asequibles a un mayor número de pobladores), la debilidad del dólar (que abarata lo que viene de afuera), la libre importación, la intensa competencia de las empresas distribuidoras, la creciente formalización de los registros, etc.
Con lo reseñado, no sólo se benefician las familias, que acceden a un bien muy apreciado. También lo hace la actividad productiva en sus múltiples ámbitos, pues accede a un mejor equipamiento de camiones, ómnibus, minibuses, microbuses, furgonetas, paneles, pickups, etc.
Así las cosas, las ventas anuales ya están cerca de representar el 10% del parque automotor (que a la fecha asciende a aproximadamente 2.3 millones de unidades), permitiendo hacer cada vez más evidente la renovación del parque y la reducción de su edad promedio. No es necesario reiterar los favorables efectos que tal circunstancia produce en materia ambiental, de eficiencia, de capacidad de transporte, de consumo de combustibles, y de costos de mantenimiento y operación.
Otro aspecto importante en la evolución reseñada es la creciente participación de las provincias, que hace diez años representaban menos del 10% del total nacional y hoy superan el 30%. Ello se explica por ventas que, de la mano de los grandes proyectos de inversión (especialmente en sectores tan descentralizados como la minería y la agricultura), la expansión de las ciudades y la mejora del poder adquisitivo de sus pobladores, vienen aumentando a una tasa mayor que la de Lima. Y en la capital, cada vez ganan más importancia las zonas periféricas o conos, cuyas ventas se expanden con más rapidez que las de los tradicionales distritos de clase media. También es digna de destacar la creciente participación del sector joven en las compras de autos, por efecto de la mejora de sus ingresos Ello ha provocado que los vehículos populares y de baja cilindrada sean los que muestran más expansión en sus ventas.
Para el presente año las estimaciones acerca de las ventas son variadas, y tienen en cuenta, además de los favorables elementos mencionados, hechos como el de la aún inestable situación financiera internacional, el ajuste anunciado en la política monetaria de Estados Unidos, los problemas financieros y cambiarios de países vecinos como Argentina y Venezuela (que podrían repercutir negativamente en la región y crear nerviosismo), etc. Las incertidumbres derivadas de hechos como estos podrían desacelerar el crecimiento del mercado, como ya ha ocurrido en cierta medida en el 2013.
Sin embargo, las perspectivas de mediano y largo plazos continúan siendo alentadoras. A la luz de eso, se debe seguir trabajando en mejorar las condiciones para que el creciente parque automotor pueda operar adecuadamente. Es necesario, en tal sentido, continuar ampliando la aún escasa infraestructura vial, mejorando los sistemas de semaforización, reordenando el transporte público, incrementando los espacios para estacionamientos, etc.
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