La tasa de rendimiento de los bonos es aquella que resulta de la tasa de interés que estos pagan y de la ganancia de capital (diferencial entre los precios de compra y venta) que se puede obtener con ellos.
En el caso del interés, los emisores con mejor reputación pueden darse el lujo de ofrecer bonos con menor tasa, pues los inversionistas, si bien evaluarán lo que estos pagan, también tomarán en cuenta su menor riesgo. Los emisores de reputación más baja, en cambio, deberán ofrecer tasas de interés más altas para lograr atraer compradores.
El Perú goza de muy buena reputación en los mercados internacionales de capital, y eso se refleja nítidamente en el rendimiento de sus bonos soberanos (aquellos emitidos por el Estado).
En efecto, el gráfico adjunto nos dice que los bonos de ese tipo que nuestro país ha emitido a un plazo de diez años han tenido durante casi todo el año 2018 y los tres primeros meses del actual un rendimiento menor al de sus tres socios de la Alianza del Pacifico. Hablamos de Chile (cuyo rendimiento es algo superior al nuestro) y también de Colombia y México (cuyos rendimientos son bastante mayores). Nada mal teniendo en cuenta que se trata de países muy bien calificados por los mercados.
Esa situación, que significa que podemos acceder al crédito internacional a tasas menores, se explica por el bajo y sostenible nivel de nuestra deuda pública, lo que está íntimamente asociado al buen manejo macroeconómico y fiscal.
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