viernes, 11 de octubre de 2019

Nuestra Economía y los Comentarios que Genera (I)

La gran firmeza de nuestra economía ante los recientes hechos políticos, que se suman a otros de diversa naturaleza e igualmente graves ocurridos en años y décadas anteriores, ha originado una serie de sorprendidos y elogiosos comentarios en la prensa internacional.

Como ejemplo, aquí tenemos dos. El primero es del diario argentino La Nación, en la forma de un artículo titulado: Paradoja. El "milagro económico" de Perú, inmune a las recurrentes tormentas políticas.

Este señala que "Pese a los escándalos de corrupción y los choques de poderes, desde hace 20 años el país sostiene su crecimiento gracias al consenso en el equilibrio fiscal, la apertura y las inversiones".

"En Perú es difícil saber si los presidentes terminarán sus mandatos o si el mes próximo estarán en la cárcel. Lo mismo con los miembros del Congreso. Los presidentes son declarados "incapaces" y las Legislaturas son "disueltas". Pero ese estado de situación contrasta con la firmeza de la economía, un foco de envidia para América Latina."

"La palabra recesión no parece estar en el vocabulario del Perú del siglo XXI. Lo mismo pasa con déficit, deuda, inflación y otros jinetes del Apocalipsis. El dólar, estable; la bolsa, en alza."

Crecieron el nivel de empleo y los ingresos, lo que redujo la pobreza del 52,2% en 2005 al 21% en 2018, una de las mayores bajas en la región. Y cuenta con reservas internacionales de 68.000 millones de dólares, equivalentes al 35% del PBI."

"¿Cómo se explica este florecer en medio de las turbulencias políticas? El que ayer era presidente mañana puede ser presidiario. Pero, al revés de otros países, y contra toda intuición, en Perú un derrumbe no lleva al otro. Los juegos de poder y los conflictos de los políticos no conducen al caos de la economía como consecuencia natural."

Claro que hubo altibajos. Se pasó de la expansión del 6,1% anual entre 2002 y 2013 al 3% en 2014, y al 4% en 2018. Este año sería de entre 2,5 y 3%, por defectos propios y por el contexto internacional adverso que marca la guerra comercial entre Estados Unidos y China.

"Pero ni en las peores circunstancias, tanto en los terremotos políticos locales como en las crisis financieras ajenas, la economía bajó los brazos. Una vez que Perú encontró el rumbo, nunca más apagó los motores."

La clave de eso está en el modelo económico puesto en marcha en los años 90, de libre mercado y apertura al mundo. Gracias a este, el Perú crece sanamente, en un ambiente de protagonismo del sector privado, de fuerte competencia, de estabilidad macroeconómica y jurídica, de baja intervención del Estado (limitándose a las funciones básicas), que por eso mantiene finanzas públicas en azul. Y esto último, sumado al excelente desempeño de un banco central independiente y manejado con criterio técnico, garantiza la baja inflación y la fortaleza del Sol, y hace posible una excelente calificación crediticia y un muy bajo riesgo país (sólo por detrás de Chile en ambos casos), lo que significa acceso al crédito internacional en las mejores condiciones.

En el campo del comercio exterior, el modelo de apertura se traduce en aranceles muy bajos (que permiten el fácil ingreso de todo tipo de productos para las personas y empresas) y la firma de numerosos tratados de libre comercio (que han abierto para nuestros productos numerosos mercados, entre ellos los más grandes del mundo, como son los de Estados Unidos, la Unión Europea, China y Japón). Las cuantiosas inversiones en minería y el record exportador obtenido gracias a ellas le dan al país la liquidez internacional que permite acumular cuantiosas reservas, y obtener grandes ingresos fiscales con los cuales, además de tener cuentas equilibradas, se puede hacer una inversión pública importante y descentralizada. Las concesiones al sector privado están permitiendo la construcción de infraestructura de una manera nunca antes vista, como lo demuestran los renovados puertos, aeropuertos, centrales y líneas eléctricas, redes de telecomunicaciones, etc.

Con ese sólido modelo, nuestra economía resistió a pie firme la grave crisis política generada por la  caída de Fujimori en el año 2000, la durísima crisis internacional del 2009 que hizo caer a toda América Latina y el severo Niño Costero del 2017. Desde que terminó de aplicar su programa de ajuste y sus formidables reformas de liberalización y apertura en el año 1992, sólo retrocedió muy levemente en dicho año (por las secuelas del ajuste) y luego en 1998 (cuando ocurrió el más grave Fenómeno del Niño de la historia). En todos los otros años creció entre aceptable y significativamente, y cuando los precios de nuestros metales tuvieron niveles record lo hizo a tasas asiáticas, de 7, 8 y 9%.

(Continuará)

2 comentarios:

  1. Mejor dicho, nos falta aprender a votar.

    ResponderEliminar
  2. Sin la corrupcion hubieramos crecido aun mas...menos mal que ya empezo la caida de.los pesos pesados de esa lacra. Los Fujiapristas.

    ResponderEliminar