La economía peruana está lo suficientemente sólida como para afrontar el plan de reactivación que se está comenzando a ejecutar para superar los durísimos efectos de la pandemia del COVID-19.
Muestra de ello es que ya tiene comprometidos para tal propósito más de S/ 120 mil millones (casi US$ 38 mil millones, cifra equivalente al 17% del PBI).
Pero eso no será todo, pues el FMI acaba de aprobar a favor de nuestro país una línea de crédito flexible por dos años por US$ 11 mil millones. La facilidad, de carácter preventivo, solo es otorgada a países con sólidos fundamentos macroeconómicos. El Perú la ha solicitado para mantenerla a su disposición como una reserva precautoria, a ser usada únicamente si la situación externa se pusiera mucho más complicada.
A diferencia de otros financiamientos del FMI, este no implica ningún condicionamiento, dada la excelente posición y trayectoria económica de nuestro país, que por ello viene recibiendo de la entidad el trato que en la región solo reciben países como Chile, Colombia y México.
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