El primero se refiere a las economías desarrolladas y emergentes. Como se aprecia en él, las mayores caídas se registraron en los países que padecieron más tempranamente los duros efectos de la pandemia: China, Italia y Francia. Estados Unidos aún no había sido afectado intensamente, por lo que, aunque escasamente, logró crecer.
El segundo cuadro muestra lo ocurrido en América Latina. Aquí, la pandemia recién se comenzó a sentir en marzo, mes a partir de cuya segunda quincena un buen número de países implantaron confinamientos que paralizaron gran parte de su actividad productiva. Eso hizo que el Perú, que había tenido un nada desdeñable crecimiento de 3.5% en el primer bimestre, pasara a tener, con su desplome de más de 16% en marzo, una caída de 3.4% en el trimestre.
Argentina fue el país de más retroceso en el período, por la conjunción de la recesión que ya arrastraba y el inicial efecto de la pandemia.
Prácticamente ninguno se libró de un crecimiento ínfimo o inclusive un leve decrecimiento. Pero, como comprobaremos en el cuadro que para la ocasión publique el INEI, el desplome ocurrió en el segundo trimestre.
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