Esa caída tiene dos causas principales. La primera fue la llegada de la segunda ola de la pandemia, que obligó a una nueva cuarentena en febrero y retrajo el consumo y la inversión. La segunda es más reciente, y está dada por la incertidumbre electoral, agravada por la posibilidad de que acceda al poder un grupo político que pretende desvirtuar gravemente el modelo actual, o hasta desecharlo. Al haber deteriorado seriamente las expectativas, tal cosa se está dejando sentir.
De lo contrario, esa curva tendría que haber continuado al alza y acelerando, no solo por los sólidos fundamentos de nuestra economía, sino también por el alentador panorama derivado del avance de la vacunación y la mejora de los precios de nuestras exportaciones.
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