jueves, 9 de marzo de 2023

Avenida Santa Rosa, la Importante Vecina del AIJC

Este interesante trabajo visual de Gromill Videos muestra cómo luce a la fecha la avenida Santa Rosa, una de las más importantes del Callao.

Esta es una arteria vial que en sus cuatro kilómetros (cuarenta cuadras) cruza de sur a norte y viceversa la provincia constitucional.

Como se puede ver, en amplias partes de su recorrido aún no luce como debería. Ello ocurre por diversas razones, entre ellas la deficiente gestión de los alcaldes distritales o provinciales, que no han sabido realzarla como era de esperar.

Pero también ocurre por la falta de continuidad que ha padecido en sus dos extremos, y que durante décadas le ha impedido convertirse en una ruta troncal plena, apta para movilizarse hacia el sur, centro y norte de su propio territorio y también de la capital, y erigirse, como lo plantea el Plan de Desarrollo Metropolitano (PDM) 2040 del Callao, en un gran eje articulador en la provincia y en una protagonista en la materia.

Esa situación está comenzando a cambiar, a partir de dos hechos fundamentales, uno reciente y otro en proceso.

El primero ha sido la apertura del tramo chalaco de la Costa Verde, que le dará salida, continuidad y fluidez hacia el sur de la metrópoli.

Y el segundo lo será la próxima construcción del puente sobre el río Rímac, que le permitirá convertirse en la principal ruta hacia y desde la nueva terminal del aeropuerto Jorge Chávez, y beneficiarse notablemente de ello y del rápido y cómodo acceso a toda la gran infraestructura urbana, comercial e inmobiliaria (Ciudad Aeropuerto y demás) que se construirá en la zona.

Con esas nuevas condiciones, que implican un cambio cualitativo en cuanto a oportunidades de desarrollo, la avenida tendrá un gran impulso para mejorar en todos los aspectos, haciendo, por ejemplo, que sus zonas vistosas, de áreas verdes y buen diseño, que hoy se concentran en pocos lugares (como los ubicados entre el óvalo Juan Pablo II y la avenida Colonial), se extiendan a todo su recorrido, y que lo mismo ocurra con la inversión inmobiliaria, comercial y de otro tipo, que ya está presente en varios lugares, pero aún puede estar en muchos más.

La avenida tiene un gran potencial, que con los dos importantes hechos mencionados recibirá un gran impulso para desplegarse. Pero es necesario que las municipalidades distritales y la provincial, así como el gobierno regional, contribuyan a fondo para que eso ocurra, y que estén atentos para que su emblemática y muy importante ruta quede a salvo de proyectos que puedan desvirtuarla o dañarla gravemente.

2 comentarios:

  1. se nota tu posicion en contra del viaducto....viaductos se hacen en todo el mundo pero parece que no et gusta esa idea

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    1. Un viaducto corto y de escasa envergadura puede ser admisible, cuando no hay alternativa, y siempre que no genere un impacto visual y urbanístico demasiado negativo. Pero este viaducto, con su enorme longitud y su tremendo ancho, generaría todos esos nocivos impactos y muchos más. Degradaría dramáticamente una zona que tiene todo el derecho a mejorar (como efectivamente lo ha venido haciendo) y destruiría el valor de las propiedades adyacentes o cercanas a ella). ¿Quién podría interesarse en un proyecto inmobiliario con edificios de departamentos (como los que ya se está construyendo en la zona) si desde lo alto de estos ya no habrá vista a una avenida con grass, flores, arbustos y árboles, sino a un interminable bloque gris de asfalto? Hay un abismo de diferencia entre una amplia avenida plena de sol y otra ensombrecida por un horrible y estresante techo, que la oscurecería para siempre, de punta a punta. El MTC no solo debería descartar de inmediato un proyecto tan desconsiderado hacia la población chalaca, sino inclusive pedir disculpas por haberlo evaluado siquiera preliminarmente. El Callao tiene todo el derecho del mundo a no ser empleado como simple ruta de paso para un proyecto aeroportuario del cual es sede y debería ser el principal beneficiario, con todo el aprovechamiento que podría hacer (hotelero y de hospedaje en general, de centros de artesanía, de centros comerciales, de centros de diversión, de proyectos inmobiliarios, etc) en su condición de principal vía hacia y desde la nueva terminal. Ese merecido aprovechamiento solo ocurrirá si la avenida se mantiene como la ruta a nivel que es, y no se le agrede con el absurdo y monstruoso viaducto elevado. La nueva e indispensable terminal del aeropuerto debe tener salidas fluidas, lo que incluye el también indispensable puente sobre el río. Esas salidas deben ser por dos o más avenidas (bien acondicionadas, convertidas en corredores viales, dotadas de semáforos inteligentes, etc), y no una por una sola a la que se pretende condenar con una espantosa mole de concreto. Paralelamente, se debe apurar las obras de las líneas 2 y 4 del Metro, ampliar la Línea Amarilla y poner en marcha toda otra iniciativa que contribuya al respecto. En los dos años que faltan hasta la entrada en operación de la nueva terminal se puede avanzar en mucho de lo mencionado. Hay que poner manos a la obra para planificarlo y ejecutarlo, en lugar de seguir perdiendo el tiempo con un proyecto absurdo.

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