La decisión la tomó considerando que la inflación está disminuyendo sostenidamente, y más bien la actividad económica se halla sumamente débil (como quedó confirmado con el preocupante dato de octubre).
Nuestro banco central, como los otros de su tipo, efectúa su manejo monetario procurando delicados equilibrios en cuanto a precios, actividad productiva y movimiento de capitales en el sector externo.
Con ello evita, por ejemplo, que un nivel demasiado bajo de la tasa de referencia genere presiones inflacionarias, que uno demasiado alto restrinja excesivamente el crédito, o que una alza o baja propicie bruscas entradas o salidas de capitales especulativos (de corto plazo).
Luego, a través de los créditos de corto plazo que otorga a las entidades financieras, induce a que el costo del dinero se acerque al nivel señalado.
Si bien es deseable mantener sin variaciones la tasa, para que los agentes económicos tengan una señal clara de estabilidad en materia del costo del dinero, en ocasiones se hace imperativo modificarla ligeramente, con el fin de contribuir a que la economía enfrente con éxito situaciones adversas. Así, cuando esta muestra indicios de enfriamiento, el banco central suele reducir la tasa, en tanto que cuando muestra signos de recalentamiento (reflejados en una creciente inflación), más bien la incrementa.
En la actualidad, el PBI, inicialmente por el factor político, pero en los últimos meses especialmente por el climático, que ha afectado a sectores como el agro y la pesca (y con la caída de esta última a una parte importante de la manufactura), se ha debilitado notoriamente. La conjunción de esos factores, un ruido político que no cesa, y temores acerca de eventuales efectos graves por un Fenómeno del Niño fuerte han retraído la inversión privada, y provocado no solo un enfriamiento económico, sino inclusive un retroceso (de 0.82% en octubre).
Nuestro banco central, como los otros de su tipo, efectúa su manejo monetario procurando delicados equilibrios en cuanto a precios, actividad productiva y movimiento de capitales en el sector externo.
Luego, a través de los créditos de corto plazo que otorga a las entidades financieras, induce a que el costo del dinero se acerque al nivel señalado.
Si bien es deseable mantener sin variaciones la tasa, para que los agentes económicos tengan una señal clara de estabilidad en materia del costo del dinero, en ocasiones se hace imperativo modificarla ligeramente, con el fin de contribuir a que la economía enfrente con éxito situaciones adversas. Así, cuando esta muestra indicios de enfriamiento, el banco central suele reducir la tasa, en tanto que cuando muestra signos de recalentamiento (reflejados en una creciente inflación), más bien la incrementa.
Por tal razón el BCR está intensificando su estrategia de reducir el costo del dinero, para apuntalar la actividad productiva. Lo hace teniendo en cuenta que la inflación, en sólida tendencia de reducción, se acerca rápidamente a su rango meta.
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