Nuestro banco central, como los otros de su tipo, efectúa su manejo monetario procurando delicados equilibrios en cuanto a precios, actividad productiva y movimiento de capitales en el sector externo.
Con ello evita, por ejemplo, que un nivel demasiado bajo de la tasa de referencia genere presiones inflacionarias, que uno demasiado alto restrinja excesivamente el crédito, o que una alza o baja propicie bruscas entradas o salidas de capitales especulativos (de corto plazo).
Luego, a través de los créditos de corto plazo que otorga a las entidades financieras, induce a que el costo del dinero se acerque al nivel señalado.
Si bien es deseable mantener sin variaciones la tasa, para dar a los agentes económicos una señal clara de estabilidad en cuanto al costo del dinero, a veces se hace imperativo modificarla ligeramente, para propiciar que la economía enfrente con éxito situaciones adversas. Así, cuando esta muestra indicios de enfriamiento, el banco central suele reducir la tasa, en tanto que cuando muestra signos de recalentamiento (reflejados en una creciente inflación), más bien la incrementa.
Dado que los precios se hallan sumamente estables, y que la actividad productiva aún requiere el apoyo de la política monetaria a través de menores tasas de interés, era previsible la decisión del BCR.
Luego, a través de los créditos de corto plazo que otorga a las entidades financieras, induce a que el costo del dinero se acerque al nivel señalado.
Si bien es deseable mantener sin variaciones la tasa, para dar a los agentes económicos una señal clara de estabilidad en cuanto al costo del dinero, a veces se hace imperativo modificarla ligeramente, para propiciar que la economía enfrente con éxito situaciones adversas. Así, cuando esta muestra indicios de enfriamiento, el banco central suele reducir la tasa, en tanto que cuando muestra signos de recalentamiento (reflejados en una creciente inflación), más bien la incrementa.
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