El Fondo Monetario Internacional (FMI) acaba de publicar hoy, tal como hace semestralmente, su primer
World Economic Outlook (WEO-Perspectivas de la Economía Mundial) del presente año. Valiéndonos de tan interesante documento, que analiza la situación de la economía mundial y su probable devenir, en los siguientes días publicaremos algunos datos relevantes para nuestro campo de estudios. Hoy tenemos los correspondientes al producto bruto interno (PBI) de los países de la región.
Las cifras se refieren al año 2013, teniendo en cuenta la información oficial presentada por los países hasta hace muy pocos días, y que por ende aún está sujeta a revisión. También se refieren al año en curso, mediante una estimación que, sin embargo, debe ser tomada con cautela, considerando lo difícil que resulta hacer pronósticos en economía, especialmente frente a escenarios globales tan inciertos.
En primera instancia veamos el PBI en dólares corrientes, que no es otra cosa que el PBI nominal en moneda nacional dividido por el tipo de cambio promedio del año. Dado que este método de medición se ve afectado por la volatilidad de los precios que inciden sobre el producto, así como por la del tipo de cambio, en las últimas décadas ha sido complementado con otra forma de medición (que veremos luego), no basada en el ingreso nominal de las personas, sino más bien en la capacidad de compra de éste.
Las cifras nos dicen que Brasil es la economía más grande, merced a un PBI nominal que superó en el 2013 los US$ 2.2 billones, y que este año se reduciría levemente, tanto por el escaso crecimiento real como por la desvalorización del real frente al dólar.
México es el segundo en la lista, con un producto que el año pasado superó los US$ 1.2 billones, y que en el actual se acercaría a US$ 1.3 billones. Si bien la economía azteca viene creciendo muy lentamente (apenas lo hizo 1.1% el último año), la fortaleza de su moneda frente al dólar permite la evolución aquí mostrada.
Argentina figura tercera, con un producto nominal que en el 2013 habría ascendido (aún no hay cifras oficiales) a US$ 488 mil millones, pero que en el presente año se desplomaría hasta US$ 404 mil millones, por una combinación de muy bajo crecimiento real (de apenas 0.5%) y muy fuerte devaluación del peso (con el afán de contrarrestar la elevada inflación). Según el FMI, la situación es tan complicada para este país que en el 2015 podría perder su tercer lugar regional.
En el cuarto lugar se puede ver a Colombia, que no sólo se consolidó en él, a costa de Venezuela, sino que el próximo año escalaría al tercero, a costa de Argentina. Si bien nuestro vecino del norte no crece mucho en términos reales, lo hace sostenidamente, y eso le está sirviendo para mejorar posiciones.
Luego se sitúa Venezuela, cuyo PBI nominal en dólares disminuyó en el 2013, y lo seguiría haciendo, aún con más intensidad, en el 2014. Dicho retroceso se explica tanto por el modesto crecimiento real (1.6% el año pasado y un probable retroceso de 0.5% en el actual), y sobre todo por las fuertes devaluaciones que viene registrando (y seguiría padeciendo) su moneda, de la mano de la elevada inflación (una de las mayores del mundo) que abruma al país.
Chile es el sexto en la relación, y permanecería firme en esa posición, pese a que su dato del 2014 registraría una ligera baja, no por el desempeño real de la economía (que seguiría creciendo bastante bien), sino por la severa caída del precio del cobre (que influye considerablemente en los precios implícitos del PBI) y la desvalorización de su moneda frente al dólar.
El Perú se mantiene en el séptimo lugar latinoamericano, con un producto que representa el 74% del de su antecesor Chile y resulta 2.1 veces superior al de su más inmediato seguidor, Ecuador. Según el FMI, el dato nominal de nuestro país pasaría de US$ 206 mil millones el 2013 a casi US$ 217 mil millones el presente año, principalmente por un crecimiento real de aproximadamente 5.5%, y no tanto por la evolución de los precios implícitos (la inflación apenas bordearía el 3% y los términos de intercambio decaerían) ni del tipo de cambio, que más bien se elevaría.
Centrémonos ahora en los datos en términos de paridad de poder adquisitivo (PPA). Si bien este método de cálculo se sustenta en el dato corriente, lo hace ajustándolo según su poder de compra, de acuerdo a una paridad internacional o tipo de cambio que permite comparaciones mucho más apegadas a la realidad. De esa manera, toma en cuenta el hecho de que, por sus menores precios y costos, en los países menos desarrollados un dólar permite adquirir más bienes que en los países más desarrollados. Es por ello que en la gran mayoría de países latinoamericanos el PBI PPA es considerablemente mayor que aquél expresado en dólares corrientes.
Brasil, la economía más grande de la región, fue hasta hace poco una excepción a la situación descrita, pues allí el PBI PPA venía siendo inferior al dato en dólares corrientes. Pero el hecho, generado por los elevados costos (entre ellos los tributarios) vigentes en el país, que restringen la capacidad adquisitiva de los ingresos, está cambiando, como se comprueba al comparar ambos indicadores.
Otros países donde no existe demasiada diferencia entre el primer dato y el segundo son Venezuela, Chile y Uruguay, especialmente este último, donde el dato nominal resulta casi idéntico al PPA, evidenciando altos costos que afectan el poder de compra.
En el resto de países, en cambio, la situación es similar a la mencionada para los países en desarrollo, con un PBI PPA muy superior al dato nominal.
En el Perú, por ejemplo, el PBI PPA resulta 67% más alto que el dato nominal, reflejando la presencia de costos bajos, que permiten a la población disponer de una capacidad adquisitiva mayor de lo que se podría suponer a partir del simple dato nominal. Ello ocurre porque el PBI corriente en soles, en lugar de dividirse por el tipo de cambio Soles por Dólar (2.700) se divide por el tipo de cambio Soles por Dólar Internacional Corriente, que asciende a 1.621. Gracias a dicha circunstancia, y a que en Chile el dato en PPA no excede por mucho al nominal, nuestro país supera a su vecino del sur y se ubica, con este método, ya desde hace cuatro años, en la sexta posición latinoamericana.
Y en otros países la diferencia entre los métodos reseñados es aún mayor que en el nuestro. Así, en Bolivia, El Salvador, Honduras y Nicaragua la cifra crece considerablemente, llegando a duplicarse.