Es una cifra levemente mayor que la de finales del año pasado (US$ 267,346 millones), considerablemente mayor que la lograda en el 2019, antes del impacto de la pandemia (US$ 233,105 millones), mucho mayor que la del 2010 (US$ 149,050 millones) y cinco veces más grande que la de fines del siglo pasado (año 2000, ascendente a US$ 50,432 millones).
Esa variación se debe a la evolución del PBI real en soles, pero también a la de los precios considerados en el cálculo del PBI y a la del tipo de cambio. Si bien últimamente el PBI real ha decrecido algo, los precios han variado moderadamente hacia arriba y el sol se ha mantenido fuerte (pese a las turbulencias), lo que ha incrementado la cifra en dólares.
Al ser ajustada por la población del país (33.95 millones al 30 de marzo) da lugar a un PBI por habitante de US$ 8,004.
La cifra nos coloca, claramente, como la sexta mayor economía de América Latina, con un PBI per cápita que, si bien dista mucho de los mejores, crece con bastante regularidad. El Perú solo deja de avanzar cuando el ruido político se intensifica demasiado, o cuando emergen personajes nefastos, con propuestas económicas absurdas que generan inquietud, espantan la inversión privada y ensombrecen el panorama.
Dina Boluarte ya es un personaje nefasto. Es títere de un congreso mafioso donde las fuerzas políticas lideradas por Keiko, Acuña, Cerron, Luna y López Aliaga se han puesto de acuerdo en blindarla para así disfrutar de sus gollerías hasta el 2026 y continuar con el status quo con la bicameralidad.
ResponderEliminar