Boluarte venía siendo objeto de duras acusaciones desde hace mucho tiempo, como lo demuestran las múltiples mociones de vacancia en su contra, que no prosperaron debido al respaldo de diversas bancadas.
La respuesta que dio a las violentas protestas del año 2023, su estilo frívolo y poco empático, sus actos personales, con gastos y lujos derivados de situaciones nada transparentes, su actitud confrontacional y desafiante, sus declaraciones desafortunadas y otros desaciertos contribuyeron a su casi nulo respaldo ciudadano.
Pero el detonante fue el problema de la inseguridad, que (con los ministros enormemente cuestionables que convocó para las carteras pertinentes) nunca fue enfrentado como correspondía, y en los últimos tiempos había alcanzado niveles alarmantes, con una inédita sucesión de extorsiones y muertes violentas.
Fue tan grande el peso de estos hechos negativos que ni siquiera el relativamente buen avance de la economía, la bajísima inflación y otros hechos positivos lograron mejorar el ánimo de la población.
Así las cosas, ahora termina corriendo la misma suerte de Pedro Castillo, quien fue su compañero de fórmula en la elección presidencial del 2021 y en su momento también fue vacado cuando intentó perpetrar un golpe de estado ante las graves acusaciones que se le venía formulando.
Ojalá la decisión tomada permita crear un clima siquiera medianamente tranquilo, para poder llevar a cabo sin problemas el proceso electoral ya convocado, que tendrá lugar dentro de pocos meses.
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