Anadarko seguirá siendo, con el 35% de participación en el consorcio, el operador del proyecto, y Chevron tendrá un participación similar, en tanto que Westlawn tendrá una del 20%.
Dicho cambio societario ha sido posible gracias a la modificación de la Ley de Hidrocarburos, en el marco de una inteligente política que ha evaluado con sensatez los múltiples beneficios que se derivarían de ella.
La noticia es grata por partida triple: demuestra que el Perú (pese a su enorme ruido político) continúa gozando de la confianza del capital internacional, reactiva la inversión de Estados Unidos (que no estaba siendo la esperada de parte de un socio tan tradicionalmente cercano e importante) y abre la posibilidad de que nuestro país incremente dramáticamente su producción de crudo, a tal punto que podría dejar atrás su considerable déficit actual y convertirse en exportador.
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