Y ahora acaba de generárselo nuevamente, frente a la agencia Fitch. Esta ha desmejorado ayer la perspectiva peruana, pasándola de Estable a Negativa. La decisión se fundamenta en que "el deterioro de la estabilidad política se mantendría en adelante, lo que plantea mayores riesgos para el crecimiento económico y las cuentas fiscales del país en relación con sus pares de similar calificación crediticia."
Eso significa que de mantenerse la situación política actual, que impacta negativamente en la inversión, el crecimiento, la salud fiscal y por ende en la capacidad de pago de la deuda, rebajará la calificación del nivel BBB al BBB-, acercando al Perú a perder el grado de inversión.
Dicha situación es exclusiva culpa del gobierno, cuyos actos de corrupción, evidentes e imposibles de ser soslayados en un país donde se supone rige la ley, están obligando a la Fiscalía y al Congreso a adoptar las medidas de sanción que corresponden. Y como Castillo y su entorno, lejos de colaborar o dar un paso al costado, se atrincheran y obstaculizan la acción de la justicia, agravan el escenario político.
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