En el primero se puede ver (y escuchar el favorable comentario de un funcionario de la empresa propietaria) cómo atiende en su dique seco a un buque tanque ecuatoriano de 117 metros de largo, para darle carenado integral y ponerlo al día tras su primera década de construido.
En el segundo, por su parte, se observa cómo sube a tierra, mediante su moderno syncrolift, al remolcador nacional Túpaq (que fue construido en China y que al igual que su gemelo Chincha es uno de los dos más potentes del país), para dejarlo en óptimas condiciones de operatividad.
La calidad de los servicios de nuestro más importante astillero (que además ha construido muchos de los puentes metálicos existentes en nuestras carreteras) está fuera de toda duda. Así lo deja claro la gran demanda de ellos por parte de clientes nacionales y extranjeros, que por tal razón mantienen sumamente ocupadas sus instalaciones.
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