Por eso, en su más reciente Reporte de Inflación ya no prevé un crecimiento del PBI de 3.2% para este año, sino uno de 3.3%.
Y por eso ya no estima una inflación de 1.7%, sino una de 1.5%. Y no considera que el tipo de cambio caerá 3%, sino 9.1%.
Esos mejorados indicadores son congruentes con aquellos que los sustentan o los complementan, que también serían mejores: demanda interna, consumo, inversión privada, exportaciones, importaciones, evolución de la economía mundial, términos de intercambio, inversión, cuenta corriente de la balanza de pagos, balanza comercial, resultado fiscal y peso total de la deuda frente al PBI.
Para el próximo año la entidad emisoria también tiene previsiones algo más optimistas que las anteriores. Esto es especialmente notorio en indicadores como la inversión privada y los términos de intercambio. Todo eso en el marco de un panorama bastante propicio y alentador, que ojalá no sea perturbado por alguna mala decisión electoral.





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