De esa manera, la tercera economía más grande de la región da el primer paso para dejar atrás el desastroso camino heterodoxo, estatista y populista que casi sin interrupción ha seguido desde mediados del siglo XX y que la tiene sumida en un proceso de interminable declive.
Ese declive se refleja en una de las inflaciones más altas del mundo, una moneda repudiada por la población, una economía que no crece desde hace más de una década y ha generado un ingreso por habitante menor que el de hace quince años, una deuda gigantesca, la destrucción de gran parte de la clase media y un enorme crecimiento de la pobreza.
Milei promete llevar a su país por el camino de la disciplina fiscal y monetaria, la competencia, la inversión privada, las libertades económicas, las leyes laborales sensatas y la apertura al mundo.
La ruta de la economía liberal, que ha tenido éxito en todas partes del mundo y en todas las épocas, y que de ser plenamente aplicada en Argentina sin duda hará que ese gran país deje atrás su desastre actual y tras un larguísimo tiempo retome el muy positivo rumbo que había estado transitando hasta las primeras décadas del siglo pasado, y que le había llevado a ser por mucho el más desarrollado de la región y uno de los más destacados en el mundo, al punto de haberse convertido en uno de los principales destinos para millones de migrantes europeos.
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