miércoles, 11 de septiembre de 2024

Felizmente el Perú no la Escuchó

Qué hubiera sido del Perú si hubiera respaldado, en su momento, el mensaje de Verónica Mendoza, acérrima defensora de las políticas estatistas y controlistas del boliviano Evo Morales, y furibunda crítica de las de libertades y apertura al mundo que sigue nuestro país.

Para Mendoza y su trasnochado izquierdismo radical, Bolivia con su socialismo era el modelo a seguir, y el Perú, con su "nefasto y perverso neoliberalismo, que remata nuestros recursos y solo enriquece a unos pocos", el país al que nadie debería imitar.

Por eso se alió con Castillo, teniendo ambos como máxima aspiración el cambio de constitución, para desechar la liberal de 1993 e implantar una que plasmara en leyes todos sus absurdos planteamientos estatistas.

Felizmente, la población peruana no la escuchó. Con ello se libró de estar padeciendo una crisis tan grave como la que hoy aflige al país vecino, cuyo déficit fiscal no deja de crecer, cuya inflación se está desbocando, cuya moneda está siendo repudiada y cuya población está siendo arrastrada a una pobreza aún mayor de la que ya padecía. 

Un país que hoy sufre escasez de gas pese a tener inmensas reservas enterradas (por la terquedad de que el estado se encargara de su explotación, en lugar de darle paso a la inversión privada). Un país que tiene abundante litio pero que, por la necedad de Morales de industrializarlo a como diera lugar, en lugar de exportarlo lo más rápido posible, desperdició la oportunidad de obtener miles de millones de dólares (tal como están haciendo Chile y Argentina).
Un país que hoy podría estar registrando un gran auge productivo y exportador está al borde de una crisis monumental, por haberse dejado seducir por la demagogia a la que son tan proclives Morales y otros políticos de la región de ideas tan trasnochadas como las de él.

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