De ellos, los cinco primeros están en manos privadas, lo que se está dejando notar en las considerables inversiones que vienen recibiendo, y en las mejoras que ellas están implicando en cuanto a dimensiones, capacidades, equipamiento, eficiencia en las prestaciones y dinamismo.
Esas mejoras no se pudieron evidenciar plenamente en su desempeño del año pasado debido a la pandemia, que redujo el movimiento económico y con ello el comercial. Pero ya lo están haciendo en el actual, de la mano de la cada vez más visible recuperación.
Así ocurre, por ejemplo, con Pisco, que ya está mostrando lo logrado con la total reconstrucción de su muelle de 700 metros de largo, la construcción de sus grandes patios y almacenes y la incorporación de dos modernas grúas móviles y racks para contenedores refrigerados.
Lo propio ocurrirá con Salaverry, que está reconstruyendo su muelle 2 (y pronto hará lo mismo con el 1, que será multipropósito) y ha construido grandes almacenes y silos. Asimismo con Paita, que está ampliando 60 metros su muelle de contenedores. Y también pronto con el Callao, que al alargar de 650 a 960 metros su Muelle Sur e instalarle dos nuevas grúas pórtico podrá atender simultáneamente tres buques de gran tamaño.
La lista se agrandará dentro de dos años y medio, cuando comience a operar la primera etapa del puerto multipropósito de Chancay, que aspira a ocupar una de las principales posiciones en ella.
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