La decisión la tomó considerando que la inflación está disminuyendo de manera sostenida, y más bien la actividad económica se halla muy débil (apenas ha logrado crecer en noviembre, tras muchos meses de caída).
Nuestro banco central, como los otros de su tipo, efectúa su manejo monetario procurando delicados equilibrios en cuanto a precios, actividad productiva y movimiento de capitales en el sector externo.
Con ello evita, por ejemplo, que un nivel demasiado bajo de la tasa de referencia genere presiones inflacionarias, que uno demasiado alto restrinja excesivamente el crédito, o que una alza o baja propicie bruscas entradas o salidas de capitales especulativos (de corto plazo).
Luego, a través de los créditos de corto plazo que otorga a las entidades financieras, induce a que el costo del dinero se acerque al nivel señalado.
Si bien es deseable mantener sin variaciones la tasa, para dar a los agentes económicos una señal clara de estabilidad en cuanto al costo del dinero, a veces se hace imperativo modificarla ligeramente, para propiciar que la economía enfrente con éxito situaciones adversas. Así, cuando esta muestra indicios de enfriamiento, el banco central suele reducir la tasa, en tanto que cuando muestra signos de recalentamiento (reflejados en una creciente inflación), más bien la incrementa.
En la actualidad, el PBI, inicialmente por el radicalismo político, pero en los últimos meses especialmente por el factor climático, se halla muy debilitado. La conjunción de esos factores, un ruido político que si bien se ha moderado no cesa, y temores acerca de los efectos de un Fenómeno del Niño en plena acción han retraído la inversión privada, y provocado un enfriamiento económico y luego un largo período de retroceso, que felizmente parece estar llegando a su fin.
Nuestro banco central, como los otros de su tipo, efectúa su manejo monetario procurando delicados equilibrios en cuanto a precios, actividad productiva y movimiento de capitales en el sector externo.
Luego, a través de los créditos de corto plazo que otorga a las entidades financieras, induce a que el costo del dinero se acerque al nivel señalado.
Si bien es deseable mantener sin variaciones la tasa, para dar a los agentes económicos una señal clara de estabilidad en cuanto al costo del dinero, a veces se hace imperativo modificarla ligeramente, para propiciar que la economía enfrente con éxito situaciones adversas. Así, cuando esta muestra indicios de enfriamiento, el banco central suele reducir la tasa, en tanto que cuando muestra signos de recalentamiento (reflejados en una creciente inflación), más bien la incrementa.
Por tal razón, y para contribuir a la incipiente recuperación productiva, el BCR continúa con su estrategia de reducir el costo del dinero. Lo hace teniendo en cuenta que la inflación, en sólida tendencia de reducción, ya reingresó a su rango meta.
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