Desde hace muchos años el Callao, nuestro puerto más importante, tenía entre sus principales problemas la contaminación derivada del inadecuado método de embarque de los varios millones de toneladas de concentrados minerales que el país produce y exporta anualmente.
Afanosamente se solicitaba la instalación de una franja transportadora hermética que acarreara de manera idónea dicho material desde el depósito (también hermético) ubicado en las inmediaciones del puerto hasta los buques. El objetivo era evitar que siguiera siendo transportado (en incesantes operaciones diarias llevadas a cabo sin mayor protección) por cientos de camiones, que descargaban el material, sin protección alguna, en la losa del Muelle 5, de donde era introducido por cargadores frontales a pequeñas fajas transportadoras que lo llevaban hasta las bodegas de los barcos, en un procedimiento altamente contaminante. Además, esos camiones, con sus más de 100 mil viajes anuales, congestionaban las vías de acceso al terminal.
Afortunadamente, en junio del año 2009, el consorcio Transportadora Callao, integrado por cuatro empresas mineras y una portuaria, presentó una iniciativa privada para construir no sólo la anhelada faja, sino también un muelle especializado. La iniciativa fue aprobada y hecha pública, a la espera de que algún otro inversionista se interesara en el proyecto. Ello no ocurrió, y por ende fue adjudicada al consorcio proponente. El contrato fue firmado en enero del 2011 y a mediados del 2012 se inició la obra.
Hoy tenemos el feliz resultado de esos hechos, pues se acaba de inaugurar ambas importantísimas infraestructuras, que en conjunto han demandado una inversión de US$ 165 millones. El consorcio que la propuso y construyó la tendrá en sus manos durante los veinte años de duración de la concesión.
El flamante muelle, que está situado muy cerca del rompeolas norte, y está equipado con el impresionante shiploader (cargador de buques) que se aprecia en las fotos, tiene 219 metros de largo.
Gracias a sus dimensiones, y al dragado a 14 metros efectuado allí, puede recibir buques de 226 metros de largo y 34 de manga (ancho), con un calado de 13.10 metros y una capacidad de carga de hasta 60 mil toneladas. Ello implica que podrá atender sin problemas la demanda actual de 2 millones de toneladas anuales, y también la de más de 3 millones que existirá pronto, cuando Toromocho (que ya entró en operación) produzca a plena capacidad. Luego, aproximadamente en el 2030, será ampliado, para poder movilizar 6 millones de toneladas.
La faja, por su parte, tiene 3.2 kilómetros de largo, y discurre a una velocidad de entre 4 y 4.5 metros por segundo por un conducto tubular totalmente hermético, que reduce a cero la contaminación. Eso le permite transportar 2,300 toneladas métricas de mineral por hora (casi cuatro veces lo que se transportaba hasta hoy mediante camiones).
Su punto de partida es el depósito hermético construido el año 2002 que se puede ver en la imagen satelital (hasta donde llega el ferrocarril central cargado con el mineral). Allí, como parte de un esquema denominado open access (que permite su uso a todas las empresas que lo requieran), se ha construido una torre de transferencia que, de acuerdo a una programación, recibe los concentrados de los diversos depósitos y los introduce en la faja, la cual (siguiendo el recorrido mostrado) los conduce hasta el muelle minero, donde son embarcados por el shiploader mostrado arriba, que es automático y se moviliza sobre rieles.
La operación de todo este moderno equipamiento estará a cargo de Santa Sofía Puertos (perteneciente al Grupo Romero), que cuenta con experiencia en la materia, pues en Matarani, puerto del cual es concesionario, también maneja una faja y un cargador de concentrados mineros.
En realidad, desde enero del año 2011 ya había buenas noticias sobre el tema, pues se había instalado, provisionalmente, dos fajas herméticas móviles, valorizadas en US$ 2 millones cada una, en el muelle 3 (uno de los pequeños muelles de la zona central del puerto), que venían embarcando el mineral. Pero con la nueva y enorme faja que aquí describimos, y el moderno muelle minero, se da un salto cualitativo y se zanja definitivamente el problema. Con ellos, el Callao se pone en condiciones de atender sin inconvenientes los despachos de su principal y más flamante mina, Toromocho, que está próxima a incrementar su volumen de producción. La empresa está construyendo, con una inversión de US$ 80 millones, su depósito en la zona, el cual incluirá fajas internas techadas y un espectacular volteador de vagones, que agilizará el proceso de vertido de los concentrados en la gran faja principal.
La infraestructura reseñada, que operará las 24 horas todos los días del año, permitirá un notable incremento en los niveles de eficiencia de nuestro primer puerto. El embarque será mucho más rápido que antes y eso se traducirá en un menor tiempo de espera de los buques y en una reducción de los costos. Además, dado que ya no se requerirá el ingreso diario de centenares de camiones para transportar el mineral, se descongestionará notablemente los espacios, no sólo los muelles y el ingreso al puerto, sino también las calles aledañas. Con eso, también, se va despejando el camino para las siguientes etapas de construcción del gran Muelle Norte Multipropósito, que quedará libre de los contaminantes minerales y se podrá concentrar en la movilización de contenedores, graneles, autos y carga general. Pero el efecto más notable se producirá en la salud de todos los que, de una u otra manera, están cerca de las operaciones portuarias, desde los trabajadores hasta los moradores de los humildes barrios cercanos, que dejarán, por fin, de respirar, un aire impregnado del mortal plomo y otras nocivas partículas minerales.
1ra Foto: Google Maps
2da y 3ra Fotos: Andina
4ta y 5ta Fotos: Odebrecht
6ta Foto: Transportadora Callao
Afanosamente se solicitaba la instalación de una franja transportadora hermética que acarreara de manera idónea dicho material desde el depósito (también hermético) ubicado en las inmediaciones del puerto hasta los buques. El objetivo era evitar que siguiera siendo transportado (en incesantes operaciones diarias llevadas a cabo sin mayor protección) por cientos de camiones, que descargaban el material, sin protección alguna, en la losa del Muelle 5, de donde era introducido por cargadores frontales a pequeñas fajas transportadoras que lo llevaban hasta las bodegas de los barcos, en un procedimiento altamente contaminante. Además, esos camiones, con sus más de 100 mil viajes anuales, congestionaban las vías de acceso al terminal.
Afortunadamente, en junio del año 2009, el consorcio Transportadora Callao, integrado por cuatro empresas mineras y una portuaria, presentó una iniciativa privada para construir no sólo la anhelada faja, sino también un muelle especializado. La iniciativa fue aprobada y hecha pública, a la espera de que algún otro inversionista se interesara en el proyecto. Ello no ocurrió, y por ende fue adjudicada al consorcio proponente. El contrato fue firmado en enero del 2011 y a mediados del 2012 se inició la obra.
Hoy tenemos el feliz resultado de esos hechos, pues se acaba de inaugurar ambas importantísimas infraestructuras, que en conjunto han demandado una inversión de US$ 165 millones. El consorcio que la propuso y construyó la tendrá en sus manos durante los veinte años de duración de la concesión.
El flamante muelle, que está situado muy cerca del rompeolas norte, y está equipado con el impresionante shiploader (cargador de buques) que se aprecia en las fotos, tiene 219 metros de largo.
Gracias a sus dimensiones, y al dragado a 14 metros efectuado allí, puede recibir buques de 226 metros de largo y 34 de manga (ancho), con un calado de 13.10 metros y una capacidad de carga de hasta 60 mil toneladas. Ello implica que podrá atender sin problemas la demanda actual de 2 millones de toneladas anuales, y también la de más de 3 millones que existirá pronto, cuando Toromocho (que ya entró en operación) produzca a plena capacidad. Luego, aproximadamente en el 2030, será ampliado, para poder movilizar 6 millones de toneladas.
La faja, por su parte, tiene 3.2 kilómetros de largo, y discurre a una velocidad de entre 4 y 4.5 metros por segundo por un conducto tubular totalmente hermético, que reduce a cero la contaminación. Eso le permite transportar 2,300 toneladas métricas de mineral por hora (casi cuatro veces lo que se transportaba hasta hoy mediante camiones).
Su punto de partida es el depósito hermético construido el año 2002 que se puede ver en la imagen satelital (hasta donde llega el ferrocarril central cargado con el mineral). Allí, como parte de un esquema denominado open access (que permite su uso a todas las empresas que lo requieran), se ha construido una torre de transferencia que, de acuerdo a una programación, recibe los concentrados de los diversos depósitos y los introduce en la faja, la cual (siguiendo el recorrido mostrado) los conduce hasta el muelle minero, donde son embarcados por el shiploader mostrado arriba, que es automático y se moviliza sobre rieles.
La operación de todo este moderno equipamiento estará a cargo de Santa Sofía Puertos (perteneciente al Grupo Romero), que cuenta con experiencia en la materia, pues en Matarani, puerto del cual es concesionario, también maneja una faja y un cargador de concentrados mineros.
En realidad, desde enero del año 2011 ya había buenas noticias sobre el tema, pues se había instalado, provisionalmente, dos fajas herméticas móviles, valorizadas en US$ 2 millones cada una, en el muelle 3 (uno de los pequeños muelles de la zona central del puerto), que venían embarcando el mineral. Pero con la nueva y enorme faja que aquí describimos, y el moderno muelle minero, se da un salto cualitativo y se zanja definitivamente el problema. Con ellos, el Callao se pone en condiciones de atender sin inconvenientes los despachos de su principal y más flamante mina, Toromocho, que está próxima a incrementar su volumen de producción. La empresa está construyendo, con una inversión de US$ 80 millones, su depósito en la zona, el cual incluirá fajas internas techadas y un espectacular volteador de vagones, que agilizará el proceso de vertido de los concentrados en la gran faja principal.
La infraestructura reseñada, que operará las 24 horas todos los días del año, permitirá un notable incremento en los niveles de eficiencia de nuestro primer puerto. El embarque será mucho más rápido que antes y eso se traducirá en un menor tiempo de espera de los buques y en una reducción de los costos. Además, dado que ya no se requerirá el ingreso diario de centenares de camiones para transportar el mineral, se descongestionará notablemente los espacios, no sólo los muelles y el ingreso al puerto, sino también las calles aledañas. Con eso, también, se va despejando el camino para las siguientes etapas de construcción del gran Muelle Norte Multipropósito, que quedará libre de los contaminantes minerales y se podrá concentrar en la movilización de contenedores, graneles, autos y carga general. Pero el efecto más notable se producirá en la salud de todos los que, de una u otra manera, están cerca de las operaciones portuarias, desde los trabajadores hasta los moradores de los humildes barrios cercanos, que dejarán, por fin, de respirar, un aire impregnado del mortal plomo y otras nocivas partículas minerales.
1ra Foto: Google Maps
2da y 3ra Fotos: Andina
4ta y 5ta Fotos: Odebrecht
6ta Foto: Transportadora Callao
Excelente obra.
ResponderEliminarExcelente Post
ResponderEliminar