Lo hacen con el noble afán de que su país se sacuda de interminables décadas de política económica heterodoxa, que lo han llevado de haber sido uno de los países más ricos del mundo a inicios del siglo XX (a años luz de todos los demás países de la región) a estar apenas entre los puestos 60 y 70 globalmente, y a media tabla latinoamericana.
Ese sostenido declive de largo plazo ha ocurrido como consecuencia de políticas que establecieron un Estado inmenso repleto de burocracia, terribles distorsiones macroeconómicas, proteccionismo a ultranza, gasto público demagógico e irresponsable, pesadísimas tasas impositivas, emisión monetaria desenfrenada, leyes laborales insostenibles y un largo etcétera de despropósitos, que han tenido a la economía todo el tiempo entre altísimas inflaciones crónicas o hiperinflaciones, monedas pulverizadas, crisis de deuda y décadas perdidas. Muestra de lo señalado es que hoy mismo Argentina padece la inflación más alta de América y una de las mayores del mundo, su moneda (acorde con esa inflación que la deprecia cada día) es la más devaluada de la región, su riesgo país es uno de los más altos, su calificación crediticia es una de las peores, y su PBI no ha crecido nada en los últimos once años, implicando ello que su ingreso por habitante es menor al de hace quince.
Contra esa debacle están luchando esos economistas liberales, intentando, con una gran batalla de ideas, que su país deje atrás taras ideológicas como las mencionadas, y enrumbe por el camino de las libertades, esas que permitieron y siguen permitiendo el progreso de tantos países de todas partes del mundo.
Felizmente, están teniendo mucha acogida en una población harta del retroceso continuo, y deseosa de salir adelante sin un Estado que con sus desmanejos le destruya las perspectivas y los sueños. Su novedosa fulgurante presencia en el Legislativo, en los medios y en la escena política nacional, y la creciente simpatía que están cosechando donde antes (por la aplastante influencia de la trasnochada prédica estatista) las ideas liberales no tenían mayor eco, son una muestra de ello.
Si, Milei lucha contra un estado demagógico que frente a una crisis intensa, puso medidas tan absurdas como el aborto, matrimonio gay, educación sexual pervertida, hormonización, etc.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con la educación sexual. Pervertida es la mente que crea que algo natural tenga algo de malo. La legalización del aborto es una buena medida, por algo lo aplican en casi todos los paises de Europa inclusive en Italia.
ResponderEliminarEl matrimonio igualitario era una medida necesaria para cubrir un vacío legal que dejaba en la indefension a las parejas del mismo sexo.
Y por último estoy totalmente de acuerdo con estos políticos liberales argentinos que tienen la enorme tarea de concientizar que el estado no está para subvencionarle todo a la poblacion