Esa brecha tuvo su principal explicación en la brecha privada, que pasó de una situación superavitaria en 0.2% del PBI en el 2021 a una deficitaria en 2.7% en el 2022. La inversión privada casi no aumentó , pero el gran problema fue que el ahorro privado se redujo 2.9 puntos.
La brecha pública sí disminuyó (especialmente vía el incremento del ahorro a través de la reducción del déficit), pero no fue suficiente para contrarrestar al indicador mencionado en el párrafo anterior.
Felizmente nuestro nivel de endeudamiento no es alto, por lo que la mayor necesidad de recurrir a este no implicó nada grave. Y es de esperar que este año, ya con un panorama mucho menos inquietante ante la salida del nefasto Castillo, la confianza y el ahorro privado se restablezcan gradualmente, contribuyendo al cierre de brechas.
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