miércoles, 1 de septiembre de 2021

El Quechua, el Castellano y la Mayoría del País

Cuando el presidente del Consejo de Ministros Guido Bellido acudió hace unos días al Congreso, pretendió hacer escarnio y burla de los congresistas de la oposición hablándoles deliberadamente en quechua.

Lo hizo con la seguridad de que la mayoría de ellos no le entenderían, y para luego poder enrostrarles una supuesta falta de identificación con el Perú histórico y profundo, y su sumisión a un idioma ajeno.

Pero lo real es que el idioma castellano no es nada extraño a la población peruana. La prueba es que el 82% de esta lo tiene como idioma materno (aprendido en la niñez), frente al 18% por parte del quechua. A ese altísimo porcentaje hay que sumarle el de las personas que, sin tenerlo como lengua materna, lo ha asimilado como segundo idioma y por ende lo entiende perfectamente o sin gran dificultad.

Como se puede ver en estos cuadros de la empresa CPI, el porcentaje es aplastantemente mayoritario en los departamentos de la costa norte, costa centro, sierra norte y selva. Además, es claramente mayoritario en la costa sur y en la sierra centro. Solo es minoritario en la sierra sur, donde, pese a lo cual, supera al porcentaje del quechua (46.9% vs 43.9%, con un 8.8% correspondiente al aymara).

El propio presidente Castillo Terrones, que (teniendo dos apellidos claramente españoles) se jacta de su origen andino y del Perú profundo, habla castellano y no quechua, tal como la gran mayoría de sus coterráneos cajamarquinos. Si hubiera estado en el hemiciclo no habría entendido la introducción del mensaje de su primer ministro.

Obviamente, lo dicho aquí no implica desconocer en absoluto la importancia del bello e histórico idioma nacido en nuestra tierra, ni la necesidad de preservarlo, difundirlo y realzarlo. Solo es una aclaración ante una inaceptable y burda deformación de los hechos por parte de un funcionario muy cuestionado que buscaba hacer demagogia barata. 

1 comentario:

  1. Se agradece su sugerencia, pero el blog seguirá publicando de la misma forma que lo ha hecho hasta ahora, según lo que le parezca correcto y adecuado: informando acerca de todo lo que le sea posible y por supuesto opinando de lo que considere pertinente. Obviamente, toda opinión es subjetiva, y en ese trance usted tiene todo el derecho de concordar o discrepar.

    En cuanto a Bellido y el escarnio al que aludimos, nos reiteramos en lo dicho, acerca de lo cual, además, ya opinamos, incluyendo información contundente acerca del enorme porcentaje de la población del país que tiene al castellano como lengua materna, a lo cual hay que agregar un porcentaje aún mayor que lo entiende sin mayor dificultad.

    Ergo, con su comportamiento el referido sujeto demostró no tener conocimiento de esa realidad, y dejó claro que su intención fue hacer escarnio y burla, tal como ya lo ha hecho múltiples veces, en distintos temas y situaciones. Lo de él, además, no se limita a la chacota: también incluye hechos mucho más graves, que van desde una misoginia incontrolada digna de análisis psicológico hasta apología (reiterada y muy fervorosa) de tiranos como Castro y del extremismo de SL. Es una vergüenza que Castillo no se atreva a echarlo del cargo, como tampoco se atreve a echar a Maraví, ni a deslindar de Cerrón. Sin duda, alguna oscura razón habrá para ello, y tarde o temprano el país la conocerá.

    En cuanto a la información que publicamos, y los comentarios que adjuntamos a esta, obviamente nos reiteramos. Probablemente hayamos cometido errores en algunos datos o inclusive en alguna conclusión, pero creemos que en general estamos bastante acertados, tanto en los datos y el contenido como en el enfoque general y la interpretación. Por ejemplo, no tenemos duda de la calidad de la actual Constitución y del actual modelo económico, que sacaron al Perú del desastre al que lo habían conducido la carta magna y el modelo previos, proclives al estatismo, los controles y el proteccionismo. Tampoco tenemos dudas de la importancia y las virtudes de las legislaciones minera y ambiental, que sin embargo pueden y deben seguir siendo mejoradas. El Perú es un país minero y debe seguir adelante con proyectos como Conga y Tía María, obviamente preocupándose de que las empresas respeten al máximo las disposiciones, pero no cometiendo el terrible error de cancelar los proyectos.

    Tampoco tenemos duda, y por eso lo reiteramos cada vez que podemos, de que la Constitución y el modelo que propone el actual gobierno serían la ruta más segura hacia el desastre político y económico. En consecuencia, enfáticamente seguiremos opinando en contra.

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