Argentina y Un Gran Paso en la Dirección Correcta

El economista liberal argentino Javier Milei, de La Libertad Avanza, obtuvo el primer lugar en la elección primaria presidencial celebrada hoy en su país, y en la que los partidos definieron a sus candidatos.

Con ello se perfiló como gran favorito para ganar la votación definitiva, que tendrá su primera vuelta en octubre, y en la que competirá contra Patricia Bullrich de Juntos por el Cambio, y Sergio Massa de Unión por la Patria (del peronista y kirchnerista partido gobernante).

Es una excelente noticia para Argentina, país que desde hace setenta años viene padeciendo un proceso de interminable declive, que la ha llevado de ser una de las economías más ricas del planeta a inicios del siglo XX (y de lejos la más desarrollada de América Latina) a estar apenas a media tabla de la región (y con tendencia a seguir cayendo), a tener un PBI apenas igual al de hace nueve años (y un PBI por habitante menor que el de hace quince), una de las inflaciones más altas del mundo, una moneda repudiada por su población, una deuda impagable, reservas internacionales mínimas o negativas, un riesgo país elevadísimo, una pésima calificación crediticia (que únicamente supera a la de Venezuela), un mínimo nivel de ahorro (que limita gravemente la inversión), un tremendo incremento de la pobreza, etc.

Ese proceso fue directa consecuencia del modelo económico heterodoxo, estatista, controlista, proteccionista, mercantilista, y de irresponsabilidad fiscal y monetaria perpetrado desde entonces. Un modelo que con su afán de dar protagonismo al Estado desincentivó, arrinconó y hostigó de mil maneras la inversión privada, y con ello frustró el potencial de crecimiento y la generación de empleo.

Milei plantea un giro de 180 grados, desechando el nefasto esquema para reemplazarlo por uno de libertades y apertura al mundo, que ha demostrado sobradamente su eficacia en todas partes. Un modelo que no solo eliminará la fuente de la inflación equilibrando las finanzas públicas, sino además implicará un gran plan de reformas estructurales, que transformarán por completo la economía, y que entre otras cosas prevé la desaparición del peso mediante la dolarización, el cierre del banco central, la libertad de precios, la total apertura comercial, la reducción de ministerios, la baja de impuestos, la estabilidad jurídica, la privatización de las empresas públicas, la eliminación de la mayor parte de la obra pública (para que la ejecute el sector privado, como ocurre en Chile y el Perú), leyes laborales racionales, etc.