jueves, 21 de agosto de 2014

El Chasqui de la UNI ya está en Órbita y Operando

Desde los primeros días de febrero, la Universidad de Ingeniería (UNI) tenía en el espacio (ver aquí) su primer nanosatélite, el Chasqui I, que se había unido a los del mismo tipo colocados allí poco antes por las universidades Católica y Alas Peruanas.

Pero estaba pendiente la puesta en órbita del pequeño artefacto, que desde entonces yacía dentro de la cápsula rusa de abastecimiento Progress M22. Ésta había sido lanzada por el también ruso cohete Soyuz-U y permanecía acoplada a la Estación Espacial Internacional (EEI), a la espera de que cosmonautas de esa nacionalidad especializados en caminatas espaciales efectuaran tal misión.


Eso es lo que acaba de hacer hace tres días el cosmonauta Oleg Artemiev, quien, como se aprecia en el video de arriba, extrajo de la cápsula el pequeño estuche que albergaba y protegía al Chasqui I y, luego de liberar a éste de sus ataduras, lo puso en órbita, a 650 kilómetros de altura.


Así informó la prensa internacional.

Si bien el Chasqui I es, tal como sus pares lanzados por las universidades mencionadas, un nanosatélite basado en el standard CubeSat (satélite con forma de un cubo de 10 centímetros por lado, y un peso de aproximadamente un kilogramo), es un modelo propio.


Y así celebraron, con justificada alegría, los ingenieros de la UNI.

Como lo explica en el siguiente video el excelente profesional que lideró el proyecto, el diseño y construcción de todos sus componentes (básicamente tarjetas electrónicas y circuitos integrados, que constituyen el cerebro del aparato) fueron llevados a cabo (de acuerdo a las específicas metas planteadas) íntegramente por profesionales y alumnos de la UNI. La Universidad Estatal del Sudoeste de Rusia (UESOR) tuvo un aporte fundamental, pero no en el diseño ni construcción del satélite, sino en la validación y certificación de su buen funcionamiento y en el complejo ensamblaje (gracias a los avanzados equipos con los que cuenta) de sus chips y microcircuitos.


El jefe del proyecto explica las características y prestaciones del Chasqui I.

Equipado con dos cámaras con resolución de 640 x 480 pixels (una en el rango visible y otra en el rango infrarrojo cercano), el Chasqui I tiene como misión captar fotos de los diversos lugares del territorio nacional que sobrevolará en su diario recorrido de trayectoria polar (sobre los polos).

Para desempeñar adecuadamente sus tareas, cuenta con una unidad de potencia (en la que destacan sus paneles solares de alta eficiencia, que le proveen de energía) y una de control térmico (para controlar la temperatura de sus baterías). También con una unidad de determinación y control de actitud, que le permite (gracias a sensores que se orientan a partir del campo magnético terrestre) dejar de girar, estabilizarse y enfocar sus cámaras hacia el punto de nuestro planeta que se desea fotografiar. Asimismo, posee un sistema de control central y manejo de información, con el cual gestiona y monitorea la información entre todos sus subsistemas. Además, dispone de un sistema de manejo de imágenes (compuesto por las dos cámaras mencionadas anteriormente) y otro de comunicaciones. Este último le permite recibir los comandos emitidos desde la estación terrena y enviar a ésta la información disponible. Dicha estación, ubicada en el campus de la universidad, fue construida el año 2009, para monitorear éste y los siguientes proyectos satelitales.

La transmisión de datos del Chasqui I comenzará en los próximos días, y continuará durante toda su vida útil (de entre dos y seis meses). Sin duda, en ese lapso de tiempo los técnicos, profesores y estudiantes de la UNI le sacarán enorme provecho, incrementando considerablemente su bagaje de experiencia y conocimientos sobre tan importante aspecto de la ciencia y tecnología.

Con ello, el Perú ya tiene en el espacio, por iniciativa y esfuerzo de tres de sus universidades, tres pequeños artefactos, lo que constituye un buen primer paso en la materia. Y eso no es todo, pues la UNI ya tiene muy avanzados los trabajos de diseño y construcción (en una colaboración por partes iguales con la UESOR) de un microsatélite, de dimensiones y prestaciones mucho mayores que las del Chasqui 1, que prevé poner en órbita a fines del próximo año.

Por si fuera poco, nuestro país ya formalizó la compra, por un monto de US$ 200 millones, de un sofisticado (ver aquí) satélite de observación (con su correspondiente sistema de apoyo), que le permitirá rastrear con gran precisión, aproximadamente desde mediados del año 2016, lo que ocurre en el territorio nacional y actuar según los requerimientos.

Es decir, tanto en el campo de la investigación, avance tecnológico y formación de profesionales y técnicos, como en el de la adquisición de equipamiento fundamental, nuestro país ha hecho reales progresos en los últimos tiempos, y es de esperar que éstos prosigan.

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