El riesgo país, indicador que toma en cuenta la diferencia de rendimiento entre los bonos en dólares emitidos por el país en evaluación y los del Tesoro de Estados Unidos (considerados los más seguros del mundo), y que se mide a través de indicadores como el EMBIG (Emerging Market Bond Index Global o Índice Global de Bonos de Mercados Emergentes) o EMBI+, señala la probabilidad de que un país incumpla el servicio de su deuda.
Si bien su evolución depende principalmente de las condiciones propias del país, también suele ser sumamente sensible al acontecer de la economía global y de los mercados más cercanos y afines.
Por esa razón, resulta bastante común que el nivel de riesgo de los diferentes países latinoamericanos se mueva en una dirección parecida, reflejando, según las coyunturas, circunstancias y perspectivas, la incertidumbre o el optimismo de los mercados internacionales de capital. Así, es casi normal que en épocas de buen crecimiento y fortalecimiento económico el riesgo de todos ellos disminuya considerablemente, y que en épocas de incertidumbre o malos resultados más bien se incremente.
Teniendo eso en cuenta, el Perú puede sentirse bastante satisfecho, pues no obstante que su riesgo está lejos de su nivel mínimo de 91 puntos básicos (pbs) ó 0.91 puntos porcentuales alcanzado el 18 de octubre del 2012, no ha variado mayormente a lo largo de los dos últimos años, pese a una coyuntura internacional aún complicada. Esa buena performance no sólo le ha permitido tener un indicador sostenidamente inferior al nivel promedio latinoamericano, sino distanciarse de éste, que en el período en mención se ha elevado sustantivamente, sin duda afectado por la grave caída de la reputación crediticia de Venezuela (que más que duplicó su riesgo, llevándolo hasta casi 2,600 pbs), y por el deterioro, aunque en mucho menor grado, de la situación de Brasil, Colombia, Ecuador y México.
Así, mientras el nivel peruano pasó de 160 puntos básicos (1.60 puntos porcentuales) en junio del 2013 a 173 el 9 de junio del presente año, el nivel promedio de la región pasó de 390 puntos básicos a 505. Una alza de 8% versus una de casi 30%, con una diferencia que se aprecia claramente en el gráfico que acompaña esta nota.
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